viernes, 4 de abril de 2014

María Corina

Refleja para el mundo, con su imagen, discurso y acciones, lo que estamos viviendo
MARUJA TARRE |  EL UNIVERSAL
Hace ya muchos años, Venezuela era conocida internacionalmente por sus telenovelas y quizás algunos jugadores de beisbol. Luego fueron las reinas de belleza y posteriormente los interminables años de Chávez. En cualquier parte del mundo, desde choferes de taxi hasta profesores universitarios, al oír la palabra Venezuela, comenzaban a disertar sobre el chavismo y la revolución.


Ahora, aunque quizás algunos se molesten, está empezando a pasar lo mismo con María Corina. Al saber que soy venezolana, la gente más variada me pregunta por ella y se preocupan por lo que le está ocurriendo. Además de su obvia valentía, de su inteligencia y de su amor por el país, María Corina tiene el raro don de la fotogenia.

Su enorme tamaño, indudablemente le imposibilitaba a de Gaulle pasar desapercibido. A Kennedy lo ayudaba su físico de galán de Hollywood y la negritud de la familia Obama presenta una faz simpática de EEUU. Las fotos de María Corina envuelta en la bandera, María Corina llorando por las lacrimógenas, María Corina enfrentando a los GN, le han dado la vuelta al mundo y han gustado enormemente. Ella, indudablemente tiene un talento natural y un físico que la ayudan a convertirse en imagen del país. El Gobierno, en su infinita crueldad y estupidez, al hacer de ella una víctima, ha logrado que la imagen de la parlamentaria golpeada en la AN, sea ahora un símbolo universal de represión.

En lo personal, y conociendo a María Corina, me alegro que esas imágenes no sean simplemente un éxito mediático. María Corina refleja fielmente para el mundo, tanto con su imagen como con su discurso y acciones, lo que estamos viviendo en Venezuela. Internamente actúa con valentía e inteligencia ante la arbitrariedad constante y el odio que el gobierno de Maduro siente por ella.

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