Este fin de semana fue tiempo de elecciones: 1) El Parlamento Europeo renovó entre sábado y domingo sus 751 representantes, y ya el domingo en la tarde los europeos conocían que el Partido Popular Europeo había sido el vencedor de los comicios. 2) En la convulsionada Ucrania, el domingo se celebraron elecciones presidenciales anticipadas buscando restablecer la legitimidad del Poder Ejecutivo, luego de tres meses de que huyera el presidente Víctor Yanukóvich. En la tarde ya se conocía que el ganador habíasido el empresario Piotr Poroshenko, defensor de incluir a Ucrania a la Unión Europea.
Más cercano a los venezolanos, la vecina Colombia realizó sus elecciones presidenciales el domingo, cuyos resultados se anunciaron a apenas dos horas de cerradas las mesas electorales en un proceso de conteo manual. Todavía sin un vencedor definitivo, se conoció que el uribista Oscar Iván Zuluaga ganaba la primera vuelta a Juan Manuel Santos, actual presidente de Colombia y mejor nuevo amigo de Hugo Chávez y Nicolás Maduro. Todos los sondeos indican que Zuluaga se impondrá en la segunda vuelta a celebrarse el 15 de junio. De darse ese escenario Maduro tendrá un nuevo vecino que no guardará el mismo silencio cómplice de Santos a las violaciones de los derechos humanos en Venezuela ni al irrespeto de la convivencia democrática en el país.
En Venezuela, aunque de menor impacto geopolítico, se celebraron dos cruciales elecciones municipales cuyos resultados hablan de la realidad política de Venezuela, encierran diversas lecciones y dan un poco de luz a la situación de convulsión social que atraviesa el país desde febrero de este año.
Ya es público, aunque no aparezcan los resultados oficiales en la página del Consejo Nacional Electoral (algo usual del CNE, depositario del “mejor sistema automatizado del mundo”) las dos candidatas de la resistencia democrática (esposas de los exalcaldes de sus respectivos municipios) arrasaron en las elecciones.
Rosa de Scanaro (municipio San Diego, estado Carabobo) con 87,79% de la votación, obtuvo 33.602 votos vs 4.459 votos del candidato del PSUV, Alexis Abreu; mientras que Patricia de Ceballos (municipio San Cristóbal, estado Táchira) ganó con 73,6 % de la votación, 88.799 votos vs. 30.787 votos de Jesús Méndez del PSUV. Además de que la participación de los votantes fue mayor en esta oportunidad que en diciembre de 2013, cuando salieron electos los alcaldes Scarano y Ceballos, candidatas subieron la votación de sus esposos, y los candidatos del PSUV redujeron drásticamente los votos de sus predecesores en 2013.
Cabe acotar que la resistencia democrática fue obligada a celebrar estas elecciones en medio de una interminable espiral de ilegalidades y violaciones a la Constitución por parte del gobierno. Desde la destitución de Enzo Scanaro y Daniel Ceballos, mediante un dictamen exprés y espurio de la Sala Constitucional, convertida en tribunal penal de facto hasta la convocatoria de elecciones por parte de un CNE integrado por tres rectores con casi un año de sus períodos vencidos. Sin embargo, lecciones aprendidas desde 2007, indicaron que era más oportuno participar que dejarle el campo libre al oficialismo para copar espacios de gobierno.
Estas aplastantes derrotas del oficialismo envían la clara decisión de la población de que, o en la calle con sus protestas o en las urnas de votación, se buscará que impere la justicia y se restablezcan los derechos democráticos de los venezolanos.
Los resultados evidencian lo que siempre se ha sostenido: que la participación masiva de los votantes, la actuación militante de los miembros de mesas y testigos electorales, y una población activada, son los ejes que obligan a un Consejo sesgado políticamente y propenso a maquinaciones a respetar la decisión popular.
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