Estaba presente el alto mando político de la “revolución” para hacer anuncios importantes. Montaron toda la escenografía como si se tratara de un acto serio, pero nada más alejado de la verdad. Lo que fue anunciado como unas acusaciones que involucraban a dirigentes de la alternativa democrática con un golpe de Estado resultó ser la enésima denuncia de magnicidio contra el presidente Nicolás Maduro.
Las “pruebas” no podían ser más endebles: unos correos, a todas luces fabricados en alguno de los laboratorios que tiene el gobierno, para tratar de incriminar a dirigentes de la oposición. La única verdad que contenían dichos correos era una afirmación que se le atribuía a María Corina Machado según la cual Diosdado Cabello es un patán, lo demás el mismo cuento repetido de siempre. Se les rayó el disco, como se decía en el pasado.
Los correos presentados por el alcalde de Caracas, Jorge Rodríguez, como “pruebas” obligan a hacer algunas preguntas que sabemos ningún vocero del PSUV responderá, y en el grupo de voceros de ese partido incluimos a la Fiscal General y a los integrantes del Tribunal Supremo de Justicia.
¿Qué fiscal solicitó y cuál tribunal aprobó que se grabaran los correos electrónicos de María Corina Machado y demás personas señaladas por los integrantes del PSUV? Se supone que estos señores, entre quienes estaban varios que integraron la Asamblea Nacional Constituyente, son los que tienen que garantizar el cumplimiento de las leyes en el país.
Suponiendo que dicha intervención haya sido autorizada por algún tribunal del país, ¿cómo obtuvo el alcalde de Caracas esas “pruebas”? ¿Por qué el tribunal se las entregó al PSUV? ¿Es acaso ese partido un ente auxiliar de la fiscalía y los tribunales? Lo que vimos ayer es una vulgar patraña que tiene como objetivo seguir criminalizando a quienes protestan y tratar de dividir a la oposición. Lo ocurrido en San Diego y San Cristóbal les demostró que la Mesa de la Unidad Democrática se mantiene bien unida, pero no descartamos que intenten llevar a la cárcel a los señalados ayer. Cada día que pasa a Rodríguez y compañía se les está desarrollando una vocación de esbirros preocupante.
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