A yer se vivió un nuevo capítulo en la degradación del sistema de justicia nacional. La comparecencia de la diputada María Corina Machado ante la Fiscalía es otro peldaño que baja en su degradación esa instancia que encabeza Luisa Ortega Díaz. Quien crea que no puede empeorar, que se baje de esa nube, pues la fiscal está dispuesta a hacer lo que le pidan para mantener a los suyos en el poder.
Recordemos que el caso de la diputada Machado se inicia con la denuncia de Jorge Rodríguez, quien presentó como “pruebas” unos correos electrónicos que ya Luis Chataing demostró cómo pueden ser elaborados hasta por personas con escasos conocimientos sobre el manejo de Internet. En dicha comparecencia de prensa, que fue bastante larga por cierto, el alcalde de Libertador no tuvo el cuidado, el celo, el detalle, de informar cuál era el tribunal y el juez que habían autorizado qué se intervinieran las comunicaciones de Machado.
¡Fue tan burdo el montaje que uno de los “correos” mostrados fue enviado cuando todavía el cuartel que preside Diosdado Cabello no había oficializado el atropello contra Machado, por lo que la parlamentaria más votada en 2010 gozaba de todas las prerrogativas de los diputados y no podía ser investigada por ningún tribunal sin previa autorización del Parlamento. Otro detalle que se les pasó a estos autócratas.
La farsa prosiguió con la intervención de Ortega Díaz, quien trató de remendar el capote informando cuál era el tribunal que había autorizado la intervención de las comunicaciones de Machado, además de reconocer que la ley prohíbe que dichas investigaciones se hagan de conocimiento de gente que no participa en ellas, pero en este caso no importaba cumplir con la ley: cuando se trata de perseguir y reprimir a alguien que se oponga al proceso la ley se la pasan por ustedes saben dónde.
Esta señora es coherente en su mal ejercicio del cargo. Si hay una denuncia contra algún líder opositor la actuación de su despacho es expedita. Si es al contrario, los expedientes duermen el sueño de los justos en alguna gaveta olvidada.
Ninguna de las denuncias de corrupción presentadas por los parlamentarios democráticos, entre ellas el desfalco al fondo de pensiones de Pdvsa o la importación de alimentos hecha por Pudreval, ha recibido la atención debida por el despacho encabezado por Ortega Díaz. La petición de investigación a Cabello hecha por el director de
Tal Cual por uti- lizar dependencias del Parlamento para fines personales en su acusación contra Teodoro Petkoff y directivos de este diario mucho menos. Al susodicho ni con el pétalo de una rosa.
Este nuevo atropello que se hace desde el gobierno contra dirigentes democráticos debe ser respondido con firmeza por parte de quienes integran la Mesa de la Unidad Democrática. Independientemente de las diferencias sobre la estrategia a implementar para superar este modelo arcaico que es el chavomadurismo, hay que rechazar de manera contundente este nuevo abuso. Es una buena oportunidad para rehacer la unidad de la oposición.
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