Manuela Pérez, madre de Adriana Urquiola, exige justicia para su hija
JOHANA RODRÍGUEZ | ESPECIAL PARA EL UNIVERSAL
Los Teques.- "No me interesa si es guarimbero o de los colectivos, solo necesito que se haga justicia para conseguir la paz que me fue arrebatada con el asesinato de mi hija y nieto", afirmó Manuela Pérez, madre de Adriana Urquiola, baleada en Los Teques la noche del 23 de marzo.
"Decidí romper el silencio porque me siento burlada por las autoridades venezolanas. Recuerdo claramente cuando salió la Fiscal General de la República a anunciar que Yonny Bolívar Jiménez, asesino confeso de mi niña, estaba en la lista de Interpol y era activamente buscado y todo resultó ser una farsa", explica Pérez.
Y es que tras salir de la profunda tristeza en el que reconoce pasó varios días sumergida Manuela al conocer la fatídica noticia, un día sintió la curiosidad de verificar la lista por Internet y descubrió que el nombre del hombre "que me quitó la posibilidad de cargar a mi nieto" no aparece, "ni siquiera entre los más peligrosos".
Pese a que el dolor de la pérdida no se ha mitigado, ha surgido la rabia. "Vivo cada día extrañando los abrazos de mi hija, sus carcajadas, nuestras conversaciones y ahora debo lidiar con el hecho de que su asesino, quien tuvo el coraje de confesar públicamente lo que hizo y excusarse diciendo que no era su intención, esté libre quien sabe en dónde, porque así como dicen que se fugó para Colombia, tranquilamente puede estar caminando entre nosotros".
Tanto es el miedo de Manuela de que este hombre siga libre, que instó a su otra hija, Iliana, a regresar inmediatamente a España tras salir del entierro de su hermana.
"Ella tal vez lo presintió y se fue del país antes de esta tragedia que ha trastocado a toda la familia. Me dijo para quedarse un tiempo conmigo, pero con el pánico que vivo prefiero proteger a la hija que me queda viva manteniéndola lejos, a donde nunca quiso ir mi Adriana".
Y es que la intérprete de Venevisión siempre estaba metida en labores sociales.
"Era un ser de luz que se hacía notar a dónde llegaba y desde adolescente se vinculó con el mundo de las personas con discapacidad auditiva, tanto que al salir del liceo ya dominaba el lenguaje de señas a la perfección y al estudiar en el Pedagógico fue un paseo para ella, allí conoció a su esposo, quien tiene dos hermanas sordas".
"Su sueño ahora era ser madre y lo vio frustrado por una vil bala que fue directo hacia ella en una situación que no comprendo. Hay muchos cabos sueltos en este caso que es hora que sea resuelto".
Recuerdos borrosos
El domingo del suceso, Manuela decidió adelantar varias diligencias pendientes. "Fue como si presintiera que pasaría un tiempo fuera de la oficina (... ) En la tarde mi yerno me llamó, pero no era raro, porque siempre estábamos en contacto y a veces solo me marcaba para echarme broma. Esa tarde fue diferente".
"Con el bochinche él siempre gritaba al llamarme y típico que yo no entendía. Esta vez fue igual, sólo que al preguntar de nuevo qué pasaba me dijo que mi Adriana estaba muerta. Entré en negación y me dije que estaba herida, y no sé por qué pensé que era la pierna la zona afectada".
Pensando que Adriana podría estar pasando frío en el Hospital Victorino Santaella, a donde fue trasladada en una patrulla tomó varios abrigos y pidió un taxi. "En el camino comencé a recibir cualquier cantidad de llamadas que me hicieron un llamado de atención de que la situación era peor; sólo contesté una y dije que rezaran, que ya iba a ver a mi Adri (... ) cuando llegué al HVS me dijeron que estaba muerta y fue cuando me desplomé, sin perder la consciencia".
"Desde entonces los recuerdos son borrosos. Hay partes que simplemente no recuerdo (... ) Nunca tuve contacto con la policía, de eso se encargó mi yerno que fue testigo del hecho", apuntó.
No obstante, tras su reciente hallazgo y ante el hermetismo del Cicpc sobre el caso, está dispuesta a llegar hasta las últimas consecuencias "porque la muerte de mis dos angelitos no puede quedar impune".
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