Tanto nadar para ahogarse en la orilla y sin poder alcanzar el socialismo del siglo XX. Ayer un despacho de la agencia AP comentaba la atribulada situación económica de Venezuela y sacaba a la luz varias verdades amargas bien guardadas por el gobierno de Nicolás Maduro y de Rafael Ramírez, el hombre fuerte de la economía.
Decía la AP que “tras renegar por más de una década de la banca internacional, el gobierno venezolano se reunió con bancas de inversión para intentar cambiar la percepción de riesgo del país y preparar el escenario para próximas medidas económicas”.
Esto significa que el gobierno venezolano le pide al maléfico y estrecho grupo de la banca internacional que le dé una “ayudita” porque están prácticamente quebrados y temen no llegar a diciembre con los recursos mínimos que requiere el funcionamiento de la nación.
De allí que el mes de septiembre y los primeros días de octubre sean decisivos para el acuerdo que se necesita con la banca extranjera para cuadrar las cuentas nacionales. Tener que comulgar con esas ruedas de molino capitalista es lo que atragantó al trasnochado de Jorge Giordani y le obligó a hacer sus maletas y marcharse a la misión “pantuflas y pijama”.
Y lo más doloroso para Giordani es que su archienemigo, Heinz Dieterich, ya lo había advertido: “Ante la crisis estructural, Miraflores busca evitar el colapso del sistema económico y político bolivariano mediante un plan de rescate. Es decir, mediante una reestructuración capitalista”. Válgame Dios, el diablo comulgando y acudiendo a misa.
Para el analista alemán “nunca ha habido socialismo de ningún tipo en el sistema. La superación de la crisis económica es, por lo tanto, una tarea clásica de los intelectuales colectivos e individuales del capital que se dedican a tales misiones: el FMI, la banca de inversión privada, etcétera”.
El despacho de AP corrobora esto cuando revela que los encuentros con la banca internacional “tuvieron lugar el mes pasado en Londres y Caracas. (…) Esas reuniones podrían ser la antesala de cambios en la política económica del presidente Maduro que implicarían fuertes medidas de ajuste”.
Rafael Ramírez “aseguró a los inversionistas en Londres que el gobierno cumplirá con los pagos de deuda pautados para el segundo semestre del año y que se realizará una unificación cambiaria. (…) El efecto fue inmediato: El riesgo país de Venezuela bajó de 970 a 914 puntos básicos entre la segunda y última semana de junio”.
Quien tienen una sonrisa de oreja a oreja es Heinz Dieterich ante la reticencia de Maduro y Ramírez de “acudir directamente a la Grande Dame del capitalismo financiero global, Christine Lagarde, sustituta de Dominique Strauss-Kahn en el FMI”. Sería “demasiado humillante que los abanderados del socialismo bolivariano pidieran ayuda a la institución que Chávez pretendía destruir como símbolo par excellence de la tiranía capitalista mundial”.
Fuente: El Nacional
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