jueves, 10 de julio de 2014

Disidente cubano admite ser agente del gobierno de Castro

JUAN O. TAMAYO/JTAMAYO@ELNUEVOHERALD.COM
Un abogado cubano ha confesado que fue un colaborador de la Seguridad del Estado durante los cuatro años que estuvo haciéndose pasar por disidente y atacando duramente a dos de los grupos de oposición más activos del país.


Ernesto Vera, de 34 años, había sido acusado el año pasado de ser un colaborador, pero su confesión arroja una luz poco usual en la manera en que los agentes de la Seguridad del Estado reclutan informantes y les pagan miles de dólares para desacreditar a los disidentes y generar rivalidades entre los mismos.

Vera tambien señaló a otros cinco cubanos que, en su opinión, se han mostrado sospechosamente críticos de la Unión Patriótica de Cuba (UNPACU) y las Damas de Blanco, los grupos disidentes mayores y más agresivos en la isla, gobernada por un régimen comunista.

“Mi misión dentro de la Seguridad del Estado fue desprestigiar y desacreditar a UNPACU, especialmente a su líder José Daniel Ferrer, y a las Damas de Blanco”, dijo Vera por teléfono a el Nuevo Herald desde su casa en la ciudad oriental de Santiago de Cuba.

Pero él se sentó a grabar en video una confesión de 44 minutos a Ferrer a principios de mes, diciendo que estaba “asqueado de tanta mentira, doble moral y tener que fingir un trato amable con gente a la que tanto despreciaba”. Los dos hombres se estrecharon la mano al final del video.

La Seguridad del Estado empezó su lenta labor de reclutarlo como “Agente Jorge” luego que él fuera despedido de su trabajo como profesor de leyes en una escuela de medicina en Santiago, dijo. Hasta entonces, sólo había estado en la periferia de los grupos disidentes.

Personas que se identificaron como disidentes hicieron gestiones para reunirse con él en lugares públicos. Pero ellos eran agentes de la Seguridad del Estado y sus reuniones fueron filmadas en video, grabaciones que ellos usaron para chantajearlo para que se hiciera informante en el 2010, dijo Vera. Ellos amenazaron además con matar a su madre y hacerlo parecer un accidente a menos que él cooperara con ellos.

“Me avergüenza decir que fui un cobarde”, dijo al periódico, confirmando que él había grabado su conversación con Ferrer y escrito una confesión de tres páginas con fecha del 5 de julio que fue publicada el martes por UNPACU.

“Todos los artículos que aparecieron en mi blog Ernesto Vera contra José Daniel Ferrer y las Damas de Blanco fueron ordenados por la Seguridad del Estado”, dijo. Fueron parte de un doble golpe “para desmoralizar a estas organizaciones como paso previo para aniquilarlas políticamente”.

El abogado dijo que él había acusado falsamente a Ferrer de robar dinero enviado por partidarios suyos en el extranjero. El y otro infiltrado tambien provocaron el mayor cisma dentro de las Damas de Blanco, causando que alrededor de 30 miembros en Santiago rompieran el año pasado con el grupo principal.

Vera dijo que él escribió los ataques con información y fotos brindados por el coronel de la Seguridad del Estado Ernesto Samper. Y recibió varios miles de dólares en un plazo de cuatro años para que pudiera enviar sus columnas al extranjero a través de la internet, la cual cuesta de $6 a $10 por hora en Cuba.

Vera agregó que Samper le dió además instrucciones de enviar sus columnas que atacaban a UNPACU y a las Damas de Blanco al exiliado de Miami Aldo Rosado Tuero, administrador del blog anticastrista Nueva Acción, y le aseguró que Rosado las publicaría.

Rosado, un crítico constante de Ferrer y veterano oponente radical del gobierno de Castro, afirmó el miércoles que él no era un agente de Cuba y acusó a Ferrer y a Vera de unir fuerzas con la Seguridad del Estado para atacarlo a él.

La confesión de Vera no fue una sorpresa, ya que Ferrer lo había desenmascarado en octubre. Es conocido además que la Seguridad del Estado trata de infiltrar a casi todos los grupos disidentes de la nación isleña, e incluso se reporta que han creado algunos.

Un exiliado de Miami dijo que a él le preocupaba la identificación por parte de Vera de otros supuestos agentes de la Seguridad del Estado, conocida también como el G-2. “El tipo que dice que él era del G-2 ahora puede decir que otra persona es del G-2 y crear un montón de problemas”, dijo el exiliado. El pidió conservar el anonimato debido a la delicadeza del tema.

Vera dijo que él se empezó a distanciar de la Seguridad del Estado después de alrededor de un año de trabajar como colaborador, negándose a entregar informes escritos, luego faltando a encuentros fijados con sus contactos y negándose a escribir más columnas con ataques.

Durante los últimos dos años sufrió períodos de depresión, dijo. Y agentes de la Seguridad del Estado le dijeron que aunque ellos sabían que él estaba realmente en contra del gobierno de Castro, no les importaba siempre y cuando él continuara escribiendo sus columnas llenas de ataques.

El rompió finalmente con la Seguridad del Estado a principios de este año, luego de enviar una carta abierta a la embajada de Venezuela en La Habana condenando la dura represión a los manifestantes antigubernamentales en la nación petrolera por cuenta de la cual han muerto más de 40 personas.

“Durante estos cuatro años mi vida ha sido un sufrimiento constante”, escribió en la carta publicada por UNPACU. “Debí haber sido valiente, haber enfrentado la represión en toda su crudeza (…) pero me faltó el combustible que les sobra a los héroes”.

El teme a la represalia del gobierno contra él o su madre por su confesión, escribió Vera. “Hago responsable al régimen castrista por cualquier cosa que le pueda ocurrir a mi familia”.

Pero ha decidido “trabajar al 100% por la democracia en mi país, sin ceder a presión o chantaje alguno”, dijo. Ha estado conversando con Ferrer por aproximadamente un mes, y espera poder trabajar como asesor legal de UNPACU, agregó.

Ferrer, quien pasó ocho años en la cárcel y fue puesto en libertad en el 2011, elogió a Vera por confesar públicamente su labor como infiltrado, y dijo que eso demostraba la perfidia del gobierno.

“El gobierno dice que somos grupúsculos siempre peleándonos”, dijo. “Pero el gobierno nos manda a la cárcel y nos manda infiltrados para sembrar la discordia precisamente porque trabajamos con fuerza por la democracia”.

El Nuevo Herald

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