Por: VenEconomía 18feb10
Los venezolanos que creen en la democracia y en el acato a la Constitución y las leyes tienen cifradas sus esperanzas para detener los avances dictatoriales de Hugo Chávez en las elecciones parlamentarias del próximo 26 de septiembre.
Un paso adelante en esta tarea fue dado por la Mesa de la Unidad Democrática cuando fijó el 25 de abril como fecha para realizar las elecciones primarias, donde se seleccionarán los candidatos de 23 de los 87 circuitos electorales que existen en el país. En estos circuitos correspondientes a ocho estados, se seleccionarán 64 candidatos a diputados, entre principales y suplentes. Estas primarias de la Unidad Democrática estarán abiertas a todo inscrito en el Registro Electoral.
En los restantes 64 circuitos electorales, los candidatos de la alternativa democrática serán seleccionados por consenso entre los líderes naturales regionales.
De estas elecciones depende si Chávez se entroniza o no en el poder e impone su personalísimo proyecto comunista.
No obstante, algunos sectores de la oposición consideran que participar en los comicios parlamentarios es un ejercicio de futilidad, basados en tres argumentos:
1) Que Chávez y el CNE ya tienen toda la trampa armada para birlar los resultados. Para quienes apoyan la participación electoral, al Gobierno se le dificultaría disparar sus trampas si el sector opositor presenta a sus candidatos con unidad y sin traumas divisionistas internos, si transmiten un mensaje coherente y entendible, y si realizan una buena campaña inclusiva que motive a la participación masiva de la población. Esto permitiría que la oposición obtenga una representación de legisladores suficiente para impedir que el sector oficialista alcance una mayoría calificada para seguir haciendo lo que se mande desde Miraflores.
2) Que Chávez no va a permitir por nada del mundo que la oposición cambie el mapa hegemónico actual del Parlamento y, por tanto, desconocerá cualquier resultado adverso, tal como lo pretendió hacer Marcos Pérez Jiménez en 1952. De darse este escenario, sería menester que la oposición esté preparada con todo un contingente de representantes y testigos de mesas, observadores voluntarios, organización, logística y un mecanismo ágil de recolección de actas y conteo rápido que permitan demostrar con contundencia el triunfo opositor e impedir que se concrete un fraude para desconocer la voluntad del pueblo. Y en caso de que se imponga la villanía, permitiría ilegitimar a una Asamblea írrita ante los venezolanos y el mundo.
3) Que si Chávez se convence que la oposición tendrá un importante avance en el Parlamento, postergará las elecciones de septiembre tal como lo hizo en 2009, con los comicios de la Asamblea Nacional y los concejos municipales. Sin embargo, este escenario representaría para Chávez una derrota más contundente que la de aceptar compartir el Hemiciclo con proporción representativa de parlamentarios en disenso. A la final, es en la diversidad de pensamiento y en su respeto por todos los sectores en lo que se basa el juego democrático.
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