Además de un serio compromiso con la vida, la revolución constituye un salto temerario hacia alguna región desconocida. Una arriesgada pirueta para sobrevivir mientras se va detrás de la utopía. Un acto de sacrificio y de privación material, con la obligación incluso de mirar a otra parte cuando las tentaciones sean mayores a los discursos del líder. Un sueño del que despertamos cuando estamos parados al borde del precipicio.
Foto: Renier Otto/TalCualDigital
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