Foto: Reuters
BUENOS AIRES (Reuters) - Ernesto Sabato, el escritor argentino admirado no sólo por sus novelas sino también por su lucha en favor de los derechos humanos, murió el sábado a los 99 años.
El escritor y ensayista falleció durante la madrugada por una complicación pulmonar en su casa en el barrio de Santos Lugares, en las afueras de Buenos Aires, donde pasó los últimos años de su vida recluido debido a su delicada salud.
"Hace como quince días tuvo una bronquitis y a la edad de él esto es terrible", dijo su compañera Elvira González Fraga en declaraciones radiales.
"Ya venía hace tres años sufriendo", agregó.
Sabato publicó sólo tres novelas -"El túnel", en 1948, "Sobre héroes y tumbas", en 1961, y "Abaddón el exterminador", en 1974-, pero era idolatrado por jóvenes y estudiantes por sus críticas a la dictadura militar que gobernó Argentina entre 1976 y 1983, durante la que desaparecieron miles de personas.
Una vez terminado el Gobierno de facto, Sabato encabezó una comisión encargada de recopilar testimonios de las torturas y los asesinatos cometidos por los militares.
En su juventud, Sabato estudió ciencia en Buenos Aires y París, donde fue seducido por el surrealismo y abandonó la ciencia por las letras y la filosofía.
"Tenía un carácter fuerte y conflictivo. Despertó muchas polémicas y a veces eso entorpece la verdadera valoración de una obra literaria importante", dijo la escritora María Rosa Lojo a un canal de televisión local.
Ante su pequeña pero elogiada obra literaria y su gran contribución humanista, algunos afirman que Sabato debería haber sido candidato al premio Nobel de la Paz más que al de Literatura.
Pero ha recibido duras críticas de organismos de derechos humanos, especialmente por su asistencia a una reunión con el dictador Jorge Rafael Videla poco después del golpe de Estado de 1976.
"A partir de esta desaparición física, se va a poder valorar mejor la obra de Sabato", afirmó la autora.
Su primera novela, "El túnel", fue venerada como un clásico existencialista y cosechó admiradores, entre ellos a Thomas Mann y Albert Camus.
El escritor y ensayista falleció durante la madrugada por una complicación pulmonar en su casa en el barrio de Santos Lugares, en las afueras de Buenos Aires, donde pasó los últimos años de su vida recluido debido a su delicada salud.
"Hace como quince días tuvo una bronquitis y a la edad de él esto es terrible", dijo su compañera Elvira González Fraga en declaraciones radiales.
"Ya venía hace tres años sufriendo", agregó.
Sabato publicó sólo tres novelas -"El túnel", en 1948, "Sobre héroes y tumbas", en 1961, y "Abaddón el exterminador", en 1974-, pero era idolatrado por jóvenes y estudiantes por sus críticas a la dictadura militar que gobernó Argentina entre 1976 y 1983, durante la que desaparecieron miles de personas.
Una vez terminado el Gobierno de facto, Sabato encabezó una comisión encargada de recopilar testimonios de las torturas y los asesinatos cometidos por los militares.
En su juventud, Sabato estudió ciencia en Buenos Aires y París, donde fue seducido por el surrealismo y abandonó la ciencia por las letras y la filosofía.
"Tenía un carácter fuerte y conflictivo. Despertó muchas polémicas y a veces eso entorpece la verdadera valoración de una obra literaria importante", dijo la escritora María Rosa Lojo a un canal de televisión local.
Ante su pequeña pero elogiada obra literaria y su gran contribución humanista, algunos afirman que Sabato debería haber sido candidato al premio Nobel de la Paz más que al de Literatura.
Pero ha recibido duras críticas de organismos de derechos humanos, especialmente por su asistencia a una reunión con el dictador Jorge Rafael Videla poco después del golpe de Estado de 1976.
"A partir de esta desaparición física, se va a poder valorar mejor la obra de Sabato", afirmó la autora.
Su primera novela, "El túnel", fue venerada como un clásico existencialista y cosechó admiradores, entre ellos a Thomas Mann y Albert Camus.
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