En 2007 la estudiante Osly Hernández se paró en la tribuna de oradores de la Asamblea Nacional para gritar su particular defensa al proceso. Se quejó de todo, desde las acciones del movimiento estudiantil en pleno fragor, hasta los cánones de belleza que, dijo, se imponen en un país donde la venezolana de verdad es chiquita, negrita, pelo malo y con el busto pequeño, palabras más, palabras menos.
Ahora, durante su intervención criticó además que en las universidades "privadas" los recursos y el talento se gastan haciendo "carritos de fórmula 1", "juguetes", en vez de producir tractores para la agricultura. La Universidad Simón Bolívar es pública, por cierto.
Pero más allá de esa imprecisión, ¿qué pensará la ahora periodista Hernández del pago multimillonario de hasta 66 millones de dólares que Pdvsa le hizo a la escudería Williams F1 para que Pastor Maldonado pudiera correr con la divisa inglesa en la máxima categoría este año? ¿Qué pensará del gasto igualmente exorbitante que se pagó para que corriera el año pasado? ¿Apoyará que el año que viene también se pretenda comprarle el asiento? ¿Cuántos tractores se hubieran podido ensamblar endógenamente con esa plata, Osly? ¿Cuál ha sido el beneficio de tener a Pastor corriendo por detrás de Alonso, Vettel y Button, Osly? ¿Creerá la revolucionaria que ese fue un dinero mal-donado?
TalCualDigital
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