Las tropas sirias dispararon este viernes contra manifestantes antirrégimen en distintos puntos del país, y al menos 25 partidarios del presidente Bashar al Asad murieron en una emboscada en la provincia de Alepo, en el norte del país.
Decenas de miles de personas se manifestaron este viernes, principalmente en la provincia rebelde de Idleb, Siria, para reclamar de nuevo la caída del régimen, que mantiene su guerra contra la oposición y los rebeldes armados, a los que tacha de "terroristas".
En Moscú, el ministro de Relaciones Exteriores, Serguei Lavrov, dijo haber indicado a su homólogo sirio que Damasco debería hacer "muchos más" esfuerzos para cumplir el plan de salida de crisis del emisario Kofi Annan, ahora caduco con la intensificación de los combates entre el ejército y los rebeldes, con un saldo diario de decenas de muertos.
Annan, emisario de la ONU y la Liga Árabe, exhortó este viernes a la comunidad internacional a "aumentar la presión" sobre las partes en conflicto en Siria, para acabar con la violencia. "He tenido consultas intensivas (...) en las capitales del mundo sobre la posibilidad de concertar una reunión para hablar de las acciones que deben emprenderse" para aplicar el plan de salida de crisis, declaró Annan en una rueda de prensa en Ginebra.
El ex secretario general de la ONU consideró también que "Irán debería formar parte de la solución", al ser interrogado sobre la posibilidad de que Teherán participe en esa reunión.
Sobre el terreno, en la región de Alepo, en Darat Ezzat, al menos 25 personas murieron por disparos y fueron mutiladas "por grupos terroristas armados", según la televisión oficial, que tachó el acto de "crimen bárbaro".
Según el opositor Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH), las víctimas eran partidarios del régimen sirio, muertos en una emboscada. "Aquí los milicianos del régimen de Asad", afirma en un video una persona que grabó la escena.
También en la región de Alepo, dos miembros de las fuerzas de seguridad murieron en un ataque rebelde. En la misma región, nueve civiles murieron por disparos contra manifestaciones, según el OSDH. Otros ocho civiles murieron en actos violentos, principalmente en bombardeos y disparos de las tropas del régimen en Deraa, en Idleb y cerca de Damasco.
"Silencio árabe e internacional pese a las masacres y la matanza del pueblo sirio", denunciaron los manifestantes en la provincia de Hasaka. La violencia se llevó por delante a más de 250 personas en los dos últimos días. El jueves fue "una de las jornadas más sangrientas desde el inicio de la revuelta", el 15 de marzo de 2011, según Rami Abdel Rahman, director del OSDH.
Según esta ONG, más de 15.000 personas, en su mayoría civiles, murieron en Siria en algo más de 15 meses de rebelión contra el régimen de Asad.
La escalada de violencia, sobre todo en Homs, frustró el jueves dos intentos del Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) y de la Media Luna Roja siria para evacuar a los heridos y civiles de la tercera ciudad del país, de nuevo bombardeada y escenario de combates entre soldados y rebeldes. Según Abu Bilal, un militante que está allí, "el 70% de la infraestructura de Homs quedó destruida", y casi todos los habitantes dejaron la ciudad.
La Oficina para la Coordinación de Asuntos Humanitarios de la ONU (OCHA), anunció por su lado que más de 1,5 millones de personas necesitan ayuda humanitaria, advirtiendo que "la situación humanitaria sigue deteriorándose".
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