Policías bolivianos amenazan al presidente Evo Morales con que lo van a bajar de su cargo así como lo subieron, durante una protesta por reclamos salariales
"Como lo hemos subido, así lo vamos a bajar" al presidente Evo Morales, dice con rabia apenas contenida un suboficial boliviano, vestido de civil y con el rostro cubierto, que protesta en plena Plaza de Armas de La Paz, a metros de la oficina presidencial, en un motín con reclamos salariales.
"Estamos muy indignados", subraya el policía, sin identificarse, porque teme que la cúpula de la institución pueda tomar represalias en su contra.
El oficial mostró panfletos que detallan las diferencias salariales que existen entre las Fuerzas Armadas y la Policía, por lo que demandan justicia. Un policía gana 1.100 bolivianos (172 dólares) y un militar 1.500 bolivianos (215 dólares).
El sindicato del sector pidió un salario mínimo de 2.000 bolivianos (287 dólares), la jubilación con el 100% de sus ingresos y la anulación de una ley que les prohíbe opinar públicamente, pero no dio respuestas concretas.
Los uniformados de bajo rango son generalmente pobres y de origen aymara, al igual que el presidente Evo Morales, quien llegó al poder en enero de 2006, con un arrollador 54% de los votos y revalidó el cargo en 2009 con 64% de apoyo.
El estatal Instituto Nacional de Estadísticas dice que 6 de cada 10 bolivianos son de origen indígena y 8 de cada 10 son pobres.
Los policías inconformes fueron protagonistas este viernes en La Paz de graves incidentes, aunque sin heridos ni detenidos, cuando la Dirección de Inteligencia y el Tribunal Disciplinario, a una cuadra de la Plaza de Armas, fueron saqueadas por unos 200 policías sublevados. Una tercera dependencia policial en Cochabamba (centro), corrió la misma suerte.
Los policías destruyeron esas dos dependencias en La Paz y quemaron lo que hallaron. Agredieron a puños a camaradas, a quienes acusaron de ser leales al gobierno. La furia subió al más alto nivel cuando hallaron en el interior centenares de latas de cerveza. Todo terminó en una hoguera.
La escena: un penetrante olor a papel quemado, una alfombra de vidrios rotos, equipos de computación destrozados, legajos de procesos judiciales internos dispersados en la calzada y consumidos por las llamas.
Uno de los ambientes de la Dirección de Inteligencia fue alcanzado por las llamas, lo que motivó la movilización de la Policía de Bomberos, pero cuando ésta llegó fue hostigada con bombas lacrimógenas lanzadas por los sublevados: ellos querían que se queme todo, aunque luego cedieron.
Los policías disconformes también han protagonizado continuas marchas alrededor de la Plaza de Armas, donde corean consignas contra el gobierno e incluso hay voces que piden la renuncia de Morales.
El descontento de centenares sargentos y cabos se ha extendido a las principales ciudades de Bolivia, donde hay unas 20 guarniciones y comandos departamentales amotinados o bajo control de los sublevados.
En todos ellos el denominador común es rabia contra el oficialismo. Los policías rebeldes aseguran que no tienen miedo y que llevarán sus reclamos hasta las últimas consecuencias.
Los canales de televisión los han mostrado en las principales ciudades de Bolivia, lanzando consignas: "¡por culpa del gobierno, estamos en motín!", señala un policía en la comandancia de Potosí (suroeste).
"¡Esto es motín!", dice otro en Tarija (sur). "¡No tenemos miedo!", asegura un tercero en Cochabamba (centro).
En todo el país los agentes -que podrían llegar a varios miles del total de 30.000- lucen uniforme o visten de civil. La mayoría tiene el rostro cubierto y cuando aparece la prensa muestran sus pistolas, fusiles, escopetas o lanzagranadas de gas.
TalCualDigital
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