En los últimos años en Venezuela los militares tienen una presencia masiva en el Estado y la sociedad, cuando deberían estar concentrados en atacar los graves problemas que tenemos de defensa militar de la soberanía
HERNÁN CASTILLO/TalCualDigital
¿Para qué son los militares venezolanos? Pareciera una pregunta sencilla, pero tiene su complejidad. Los militares son formados para la defensa militar de la nación. No obstante, algunos militares destacados se pueden emplear, en situaciones de emergencia, en actividades civiles.
Pero resulta que en los últimos años en Venezuela los militares tienen una presencia masiva en el Estado y la sociedad, cuando deberían estar concentrados en atacar los graves problemas que tenemos de defensa militar de la soberanía. Esta invasión militar de la sociedad venezolana es tan importante que altos mandos militares llegan al fanatismo de declararse partidarios del teniente coronel, candidato del PSUV, en la confrontación con Henrique Capriles y así comprometer irresponsablemente a toda la institución militar.
La invasión a la sociedad civil venezolana es tan importante que los militares llegan al extremo, a través del Plan República, de llevarse al Ministerio de la Defensa una copia de las actas de votación de todas y cada una de las mesas del país. El acto de votación es un acto político, característico de la ciudadanía, no un acto militar.
En materia de seguridad y defensa de Venezuela, la invasión ideológica de los valores castrenses es tan amplia que el artículo 328 de la Constitución no limita el ámbito de la intervención militar en el desarrollo de la nación, deja abierta la posibilidad de la presencia militar en todos los campos. Su intervención debería estar limitada al desarrollo militar del país, no más allá. Dejar la participación militar abierta a todo el campo del desarrollo del país desnaturaliza la profesión castrense. Pero la distorsión es todavía mayor cuando en el artículo 326 se hacen corresponsables al Estado y la sociedad del ámbito militar, entre otros. Aquí se relaciona a la sociedad civil con actividades militares de seguridad y defensa del Estado como la creación de la inconstitucional milicia bolivariana y la educación pre y paramilitar para jóvenes estudiantes, entre otras actividades. El ámbito militar le debería corresponder técnica y exclusivamente a la institución militar, no a la sociedad civil. Por ese camino se puede llegar incluso hasta justificar la existencia de grupos paramilitares como "La piedrita", "Los Tupamaros" y otros colectivos.
Es decir, así como hay que limitar la presencia militar en actividades del desarrollo, igualmente hay limitar la participación civil en actividades militares.
Involucrar a los militares activamente en el desarrollo es involucrarlos en un complejo problema de definiciones que le corresponde a la sociedad civil, no a los militares. En ninguna parte del mundo moderno los militares son para definir a la sociedad y al Estado. La intervención militar en el desarrollo amenaza la supervivencia de la sociedad civil venezolana.
@CastilloHernan
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