Puse en Google “Rosita Jimena Araya” y aparecieron 1.220.000 resultados de la búsqueda. Puse luego Arturo Uslar Pietri y salieron 325.000. Definitivamente este es el país de Rosita, no de Uslar. Era la distinción que Aristóteles realizaba entre esencia y accidente. Rosita esta en el terreno de la esencia nacional, Uslar es un accidente de la historia.
Rosita también va a convocar una rueda de prensa próximamente para aclarar todo. Pero así de entrada, al momento de su libertad provisional nos dice que “cree en la justicia venezolana”. La jueza Afiuni, la doctora Galeno, Simonovis, el resto de los comisarios y todos los restantes presos políticos seguramente no pueden decir lo mismo. Es como el momento perfecto, diputado Ojeda, para reeditar el libro “¿Cuánto vale un Juez?”
El tema de Rosita lo tomamos a broma, como todas las tragedias venezolanas: “agarraron a Rosita”, dice alguien… “¿y por donde?”, remata algún otro echador de vainas. “Por Flor Amarillo y que la agarraron porque y que salió a comprar tinte para el cabello”… “¿no me digas que se tiñe el cabello?”,... claro, una mujer venezolana prefiere correr el riesgo de que la atrape la policía antes que perder el “glamour” o, dicho en criollo: “antes muerta que sencilla”.
Al menos 20 fiadores de “solvencia económica y moral” se presentaron voluntariamente a poner los reales para que Rosita recuperara la libertad. Puede que alguno de ellos pretendiera la exclusiva de la comercialización del calendario 2013 “Rosita en Tocorón”, que no sería mala idea para el financiamiento del parido Podemos de cuya dirección nacional forma parte Rosita, según nos revela su vicepresidente, en cuyos brazos, cual tálamo, salió Rosita de la cárcel. Incluso, por qué descartar una eventual candidatura de Rosita a una gobernación. Seguro estoy de que no habría que arrear a los votantes con la amenaza de perder casa, beca o trabajo y que ganaría limpiamente.
Yo me alegro de la libertad de Rosita, colega además del humor. Hay un principio jurídico que se llama “presunción de inocencia” y basta ver las fotografías con las que la prensa ha estado difundiendo su caso para determinar que, en lo que a este principio respecta, tiene razón y le cabe derecho.
Rosita ha expresado públicamente, vía twitter, su adhesión y respaldo al Presidente de la República: “…Somos la esperanza creciente. ¡Con Chávez sí PODEMOS!", expresó. Es todo tan emblemático, que tiene razón la Defensoría cuando la emprende en contra del humor. En Venezuela el humorismo es una etapa superada, la crónica es más que suficiente.
Suerte Rosita, bienvenida a la libertad.
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