Mary Anderson fue empresaria desde su juventud. Oriunda de Alabama, Estados Unidos, creció en un ambiente liderado por luchas feministas viéndose involucrada en un grupo llamado las ‘transgresoras’. Así lo publicó la página web del diario colombiano El Espectador.
La norteamericana a sus 39 años, logró patentar su creación en 1905, cuando los autos aún no eran tan populares.
Como todos los inventos, el parabrisas llegó a la vida de Mary por casualidad. Durante un viaje en tranvía a Nueva York vio cómo el conductor tenía que detenerse y salir continuamente a limpiar la nieve y el hielo que caía en el panorámico. Esto mismo pasó con los contados autos que Anderson vio pasar por la Gran Manzana.
Esta imagen rodo por la cabeza de Mary, quien de inmediato empezó a idearlo. Como revela el libro ‘Ingenious Women’, de la escritora inglesa Deborah Jaffe, Anderson consiguió una lámina de goma resistente y la unió a un brazo metálico por medio de resortes. Se accionaba mediante una palanca. El sistema tenía un único brazo sostenido en la parte superior y en el centro del panorámico.
Lo probó primero en un tranvía antes que en los autos. Aunque no fue fácil patentar la idea, ya que la consideraban un ‘distractor para los conductores’, apareció en escena Henry Ford, quien sin tener contacto directo con Anderson lo probó en los Ford T.
Finalmente, el modelo se conoció como ‘windsheld’ y fue estándar para todos los autos en 1916. Los parabrisas modernos son generalmente hechos de vidrio laminado de seguridad, estos constan de dos hojas de vidrio con una capa de policarbonato que se activan manual o automáticamente.
Globovisión
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