Por: Fernando Rodríguez/TalCual
A Nicolás Maduro se le está enredando el papagayo. Cada día que pasa está más nervioso. Sin dudas el cargo le está quedando demasiado grande. Sus aseveraciones del pasado viernes demuestran que no le gusta la realidad que reflejan los medios democráticos. Quisiera que todos fueran como el Correo del Orinoco, VEA o Ciudad CCS , en cuyas páginas no existe criminalidad, los anaqueles están rebosantes de productos y la inflación permanece bajo control.
Los servicios de salud y educación son envidiados en el primer mundo debido a su calidad y estamos a un tris de ser una potencia planetaria.
El Presidente prometió acabar con el “amarillismo”, pero nos preguntamos ¿qué entiende Maduro por amarillismo? Seguramente pondrá a algún burócrata a determinarlo y, como todos los funcionarios oficialistas, se despepitará por complacer a su jefe. El Presidente afirma que determinados medios impresos quieren que su plan contra la inseguridad fracase.
La primera pregunta que tiene que responder Maduro es a cuál plan se refiere. Hasta ahora no se ha visto ninguna novedad al respecto, al punto que se había anunciado que se explicaría el referido plan el pasado sábado, pero el ministro de Interior y Justicia pidió una prórroga para anunciarlo, lo que demuestra que la seguridad ciudadana no ha estado nunca entre las prioridades gubernamentales.
Después de 15 años en el poder deberían tener listo aunque sea un pedacito de plan. Por lo demás se trataría del plan número 22 si la cuenta no nos falla.
Por otra parte, el mandatario anunció una medida, que es una variante de la que aplicó en Perú el dictador Alberto Fujimori, pues está estudiando establecer en alguna ley que piensa dictar, que para ser dueño de un medio hay que residir en Venezuela. Ese dictadorzuelo dispuso que para ser propietario de un medio había que haber nacido en Perú. Sin dudas, esta copia de Maduro es una amenaza directa a El Universal y cree que con ella ese medio bajará la guardia. Se quedará con las ganas.
Lo que sí se está constituyendo en un aporte original del madurismo a la censura a los medios, es el bloqueo a la compra de papel para imprimir. Según el Instituto Prensa y Sociedad ya han cerrado más de diez periódicos, otro grupo ha reducido el número de sus páginas y también hay los que han optado por no circular los fines de semana.
En un principio pudimos pensar que la falta de papel era causada por la irresponsabilidad de algún burócrata de Cadivi, pero los hechos están demostrando que se trata de una decisión tomada en el alto gobierno para acallar las voces críticas que reflejan lo que realmente está ocurriendo en el país. El madurismo cree que ya tiene bajo control a las televisoras y a la mayoría de las emisoras radiales, por lo que ahora le toca el turno a la prensa escrita.
Ese es el objetivo final de Nicolás Maduro, quien afirmó que no le importaba que lo llamaran dictador, algo que ya todos sabíamos, pues al chavismo la democracia le importa muy poco. El madurismo anuncia, aplica mano dura, y reprime a quien protesta y a quien disiente, pero a los malandros que andan sueltos les crea zona de paz.
¡Qué mantequilla!
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