Por: VenEconomía
Una verdad de Perogrullo es que la crisis económica, política y social de Venezuela está haciendo erupción en una explosión de manifestaciones de todo tipo y de diferentes sectores, incluyendo las protestas estudiantiles de las últimas semanas.
No vale de nada la imposición de un silencio informativo para tratar de ocultar a país y al mundo las incontables violaciones de los derechos humanos y el actuar tiránico de un gobierno que pregona falsamente ser pacifista, humanista y democrático.
Es imposible ya ocultar que el gobierno de Nicolás Maduro, en el que los poderes del Estado fungen como franquicias de Miraflores, está abusando de la violencia, agresión y persecución, utilizando grupos parapoliciales, paramilitares y las fuerzas de seguridad del Estado para abolir el disenso y la crítica ciudadana.
Por mucho que ha tratado, los venezolanos, y la comunidad internacional, ya tienen conocimiento de que este 12 de febrero se disparó, se golpeó, apresó y torturó a los estudiantes y ciudadanos que ejercían su legítimo derecho a manifestar pacíficamente su descontento al gobierno.
No le bastó al gobierno silenciar a los medios de comunicación audiovisuales del país (la amplia red pública y los tres canales de tv privada) mientras ejecutaba su villanía.
No fue suficiente que los canales de Estado, pagados con los impuestos de los venezolanos, arengasen el ideario castrocomunista, falseando la realidad y transmitiendo el circo montado en La Victoria, sobre el Día de la Juventud, con el acompañamiento de un Mambo que dirigía Gustavo Dudamel, mientras mataban a tres venezolanos, herían y detenían a otros cientos.
O que los privados exhibieran una flagrante y vergonzosa autocensura ante la amenaza de sanciones de Conatel si se transmitía algún acto de violencia.
No fue suficiente que ordenara sacar de la parrilla de las televisoras de TV por cable a la señal de NTN24, el canal de Colombia que sí transmitía los sucesos de las marchas a nivel nacional.
Ni podrán callar a los medios internacionales, por mucho que Maduro acuse a la Agencia France Press, una institución estatal autónoma, de estar a la cabeza de la manipulación informativa.
Ya se le vieron a Elías Jaua, el Caciller, las costuras de las mentiras cuando declaró en una entrevista a CNN en español que los cuerpos de represión del gobierno no portaban armas durante las marchas de los últimos días: Las múltiples gráficas lo desmienten y dejan al descubierto, y quién le creerá la tontería de que “todo el aparato propagandístico del mundo está unido para desvirtuar a Venezuela; las cadenas de noticias como CNN, BBC quieren tergiversar a tal punto la realidad que se quiere decir que la violencia es generada por el propio Gobierno”.
Es inútil que Maduro acreciente la censura en Venezuela, incluso tratando de bloquear el acceso a unos 70 “blogs”, entre ellas a La Patilla, a los usuarios de CANTV, para que no trasciendan las imágenes de los abusos a los derechos humanos, que su gobierno propicia.
Las redes sociales están activas, por ellas se darán los testimonios de las barbaridades perpetradas por las autoridades y sus “colectivos”.
Ni la mordaza, ni la hegemonía comunicacional, ni la restricción de divisas para comprar papel periódico podrán evitar que el mundo sepa que Venezuela esta siendo convertida en Cubazuela.
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