Como quiera que la candela, que no candelita, no quiere apagarse en este deteriorado país, no está de más la venida de algunos vecinos que pudiesen hacer de bomberos. ¡Qué pena, Nicolás, que tu gobierno necesite muletas para poder caminar ¡Y eso es injerencia extranjera donde la pongan, tan repudiada en horas más estables por el chovinismo local.
Pero, bueno, bienvenida sea la ayuda porque de verdad la salud de la nación anda muy mal y puede empeorar, es decir, multiplicarse muertos, heridos, torturados, detenidos por un multiplicador que no conocemos pero que podría ser terrible.
Para recibir a los distinguidos visitantes se ha elaborado un plato estupendamente democrático: la expulsión, porque me sale, de la diputada María Corina Machado a manos del capitán Cabello y sus segundones en la junta directiva de la Asamblea. Utilizando unos artículos de la Constitución absolutamente impertinentes y mal leídos y usurpando la potestad de juzgar un presunto delito, cosa que en los países civilizados suelen hacer jueces y tribunales. Una desmesura tal que posiblemente tenga pocos antecedentes continentales. Ojalá y pueda servir para que los cancilleres se den cuenta de la catadura de los anfitriones principales con los que tienen que lidiar. En cuanto a los insultos a la dama, que van desde arrastrada a traidora a la patria, pueden servir de fondo musical para el ágape diplomático.
Y, por lo pronto, qué dirán los hermanitos Castro tan apegados a la comunión de los pueblos, a propósito de esas palabras gruesas cuando somos una sola patria y lo tuyo es mío y lo mío es tuyo. No olvidemos otro espectáculo para el recibimiento, el juicio contra el alcalde de San Cristóbal que ya comentamos.
Es de esperar que los invitados le expliquen al gobierno cómo se hace un diálogo de verdad, verdad. Y no esa serie de verbenas de la Conferencia de paz, que debe andar ya por la sección de los jugadores de dominó aragüeños. Que se necesita un lugar más bien neutral, una agenda consensuada, un o unos mediadores, dialogantes paritarios y representativos, discreción muchas veces, información neutral y periódica, seguimiento del cumplimiento de los acuerdos, etc. Y que no está de más para un gobierno que es capaz de botar diputados y alcaldes electos por el soberano, como quien sale de un guachimán dormilón, el que hagan algunos gestos que apuntalen su credibilidad y muestren su voluntad de hacer alguna cosa en serio, tales como soltar presos políticos, castigar atrocidades represivas, acabar con los matones a sueldo y asomar algún cambio de rumbo que permita paliar la hambruna que está a la vuelta de la esquina. Si al menos lograran eso los cancilleres pues se les estaría muy agradecido. Porque ni pensar, aunque hay quienes lo piensan, malpensados, que se les vaya ocurrir inclinarse para un lado o para otro, prudencia que practican hasta los árbitros deportivos y si no las pitas del público se lo recuerdan.
Y esperemos que comprendan cabalmente que nuestra situación es muy dramática y dolorosa y que deben hacer todos los esfuerzos para lograr detener esa sangre que se derrama a diario y que tiene como fondo esos numeritos económicos muy oscuros y la vida republicana prostituida. Bienvenidos pues y ojalá no se desvíen del itinerario previsto como los gringos en Bienvenido Mr. Marshall, la genial película de Berlanga.
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