viernes, 28 de marzo de 2014

Gobierno malandro

The Financial Times señala que el chavismo ha transformado al país en "A malandro nation", un país malandro. Columnista del Wall Street Journal asegura que desde el año 2001 "intentaron crear bandas armadas"

MARIO SZICHMAN
La oposición venezolana es responsable del desabastecimiento del país, de los cortes del suministro eléctrico, y de una inflación del 57 por ciento anual, la más alta de América Latina, asegura el Gobierno de Nicolás Maduro.

Esa oposición apátrida, fascista y asesina, ha hecho que la tasa de homicidios en Venezuela sea la tercera más alta del mundo, o que por falta de productos básicos en los hospitales los más valientes marchen al quirófano a realizar una intervención quirúrgica por su propia cuenta, munidos de un espejo, una cuchara afilada que sirve como escalpelo, y una bala para morder, como sucedáneo de la anestesia.

Esa oposición, fácilmente reconocible por su mirada asesina y sus ojos puyúos, también intenta derrocar un gobierno electo por la mayoría. Para ello cuenta con el apoyo de Estados Unidos, que continúa con sus planes de invasión. Un ejemplo es el arresto de tres generales de aviación, según denunció el Presidente.

El diario Granma, órgano oficial del partido Comunista de Cuba, respalda el criterio del Gobierno de Venezuela. También varios periódicos oficialistas que se imprimen en el país. Pero escasos órganos de prensa en el mundo comparten ese dictamen.

Un reciente editorial en The Financial Times de Londres tenía este título: "Venezuela: the `malandro’ nation", Venezuela, el país malandro, y este subtítulo: "Thuggery and chaos are Hugo Chávez’s saddest legacies", Las fechorías y el caos son los más tristes legados de Hugo Chávez.

Aunque el periódico británico no tiene el prestigio del Correo del Orinoco , cuenta con vasta influencia en Europa y en Estados Unidos. Y su editorial no es muy complaciente con el gobierno de Maduro. Dice que aunque el país tiene las reservas de crudo más grandes del mundo, "La economía es como una catástrofe ferroviaria en cámara lenta".

Menciona la alta inflación y "la crónica escasez de productos básicos". Ese editorial fue escrito antes del "lunes negro" del 24 de marzo de 2014, cuando tras la megadevaluación el salario mínimo quedó reducido a 60 dólares mensuales (El salario mínimo de los cubanos es aún más frugal que el de los venezolanos: asciende a 10 dólares mensuales).

Si no fuese por el conflicto de Ucrania, indicó el editorial, "el caos de Venezuela figuraría en portales de sitios noticiosos (del internet) en todas partes del mundo".

LOS GÉRMENES DE LA VIOLENCIA
The Economist, otra publicación británica, hizo en fecha reciente un análisis de la situación en Venezuela y concluyó que el respaldo de los pobres al chavismo es "condicional", y que "el fervor de sus simpatizantes se ha disipado", tras el fallecimiento de Chávez.

Y entonces ¿por qué los pobres no salen a la calle como lo hace la clase media? Una jubilada dijo a la revista: "Quizás porque hay mayor represión" a cargo de "bandas de civiles armados", leales al chavismo y que actúan como "policías de la comunidad".

Otra de las razones de que en los barrios populares haya tranquilidad, señaló la publicación, es "el diseminado temor de perder beneficios tales como la asignación de viviendas, de empleos, o de comida subsidiada". Pero, al disminuir el subsidio del gobierno a la comunidad, a raíz de la quiebra económica, también se ha reducido la ayuda social.

Aun así, la declinación en la popularidad del gobierno, es innegable. The Economist menciona una reciente encuesta donde más del 40 por ciento de los simpatizantes del chavismo culpan a Maduro por el rampante crimen y las dificultades económicas y un "asombroso 64 por ciento" dice que hay que librarse del chavismo "por métodos constitucionales" a toda velocidad.

De todas maneras, la transitoria calma que se vive en las zonas pobres de Venezuela obedece en parte a los colectivos armados por el chavismo, que tienen la desagradable costumbre de disparar primero y averiguar después.

Aunque las milicias financiadas por el régimen tratan de insinuarse como un popular movimiento surgido de la revolución, no todos comparten ese criterio.

La columnista del Wall Street Journal Mary Anastasia O’Grady dijo el pasado 23 de marzo que posee media docena de documentos, que tienen "el sello del ejército de Venezuela", indicando que ya en diciembre de 2001, "agentes del entonces presidente Hugo Chávez intentaron crear bandas armadas". El reclutamiento se realizó "en bases militares, con el propósito de incorporar personal del ejército a la milicia no uniformada".

Uno de los encargados del reclutamiento, indicó O Grady citando uno de los documentos, "era el teniente coronel Miguel Rodríguez Torres", actual ministro del Interior. Ese reclutamiento viola la Constitución de Venezuela, que, en su artículo 328 prohibe la participación de los militares en la política.

Al aludir a los esfuerzos del secretario general de la OEA, José Miguel Insulza y de la presidenta de Chile Michelle Bachelet de defender con vigor "la legitimidad democrática" de Maduro, la columnista de The Wall Street Journal se preguntó si "gobiernos que organizan escuadrones de la muerte pueden ser calificados como democracias".

En estos días, le resulta difícil a algún representante del Gobierno venezolano leer con calma la prensa extranjera, que parece estar en conchupancia con las tenebrosas fuerzas de la oposición. A Dios gracias, todavía sigue saliendo el Granma , publicado en Cuba por el doctor Pangloss, ese maestro del optimismo que después de terremotos, despanzurramientos, hambrunas y guerras fratricidas, seguía creyendo que vivía en el mejor de los mundos posibles.
Cort. TalCualDigital

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