Decenas de venezolanos de Miami protestaron el lunes ante el consulado de Brasil en Brickell por lo que denominaron la pasividad del gobierno brasileño ante la violación de los derechos humanos por parte del gobierno de Nicolás Maduro durante las protestas de las últimas semanas en Venezuela.
Durante la protesta, dos activistas intentaron entregar una carta en la que se pide a Brasil que intervenga para que el gobierno venezolano libere a los manifestantes detenidos, que desactive a los grupos paramilitares y que la ONU investigue las represión de las protestas en Venezuela, entre otros objetivos.
La protesta fue una muestra del descontento de muchos venezolanos con la actitud de Brasil. Este sentimiento aumentó después de que el embajador brasileño ante la Organización de Estados Americanos (OEA), Breno Dias Da Costa, declarara el viernes que votaba a favor de mantener a puerta cerrada la reunión en la que se iba a discutir la represión de las protestas en Venezuela para evitar un “circo” para el público externo a la institución.
Sus declaraciones provocaron multitud de comentarios de protesta en las redes sociales, donde la actitud del embajador se consideró una ofensa y una falta de respeto.
“Para el embajador es un circo hablar de los de los derechos humanos, de los atropellos que ha cometido el régimen del señor Maduro”, dijo José Colina, presidente de la Organización de Venezolanos Perseguidos Políticos en el Exilio (Veppex), que convocó la protesta.
Colina, quien puntualizó que su organización planeó la protesta antes de la reunión de la OEA del viernes, afirmó que en el consulado brasileño no se les dejó entrar al edificio para entregar la carta ni se aceptó que le dieran el documento a los guardias de seguridad para que ellos se le llevaran a algún funcionario del consulado.
“Cuando intentamos convencer de forma pacífica a los guardias de seguridad, llamaron a la policía diciendo que queríamos entrar forzadamente”, afirmó Colina, quien señaló que un guardia de seguridad dijo que seguía órdenes del cónsul.
Horacio Medina, activista venezolano y secretario adjunto de la Mesa de la Unidad Democrática en Miami, acudió junto a Colina, a título personal, a intentar entregar la carta.
“Sorprende que el cónsul de Brasil no tuvo la delicadeza, la diplomacia, de enviar a un funcionario de menor jerarquía a que recogiera la carta”, señaló Medina.
“¿En qué país del mundo te impiden el acceso a una oficina administrativa para entregar un documento?”, se preguntó Colina.
Un vocero del consulado de Brasil en Miami dijo en un e-mail, que ningún representante de los manifestantes contactó con el personal del consulado general y que cualquier carta habría sido recibida y reenviada a las autoridades relevantes, sin dar más detalles sobre lo que ocurrió antes de la hora de cierre.
Colina señaló que la presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, quien combatió un régimen totalitario en su país, debería tomar una posición más enérgica para defender al pueblo venezolano.
Añadió que la mayoría de los botes de gases lacrimógenos que se están utilizando contra los protestantes en Venezuela fueron fabricados en Brasil.
La activista venezolana Patricia Andrade afirmó que los embajadores de los diferentes países ante la OEA tienen que defender la democracia y repudiar las violaciones a los derechos humanos, algo que, en su opinión, no hizo Dias Da Costa.
“Es una grandísima burla por parte de un embajador que está dando la opinión de un país como Brasil frente a las graves violaciones de los derechos humanos que se están produciendo en Venezuela”, afirmó Andrade.
La activista señaló que están enviando cartas a los representantes de los diferentes países ante la OEA agradeciendo o protestando por sus votos y sus declaraciones.
Medina afirmó que el gobierno de Brasil debería pedir la dimisión de Dias Da Costa, porque, más allá de que no esté de acuerdo con él, sus declaraciones demuestran “una posición de burla grosera”.
“Deja mucho que decir de su capacidad como embajador”, dijo Medina.
La organización señaló que el próximo martes convocarán una protesta frente al consulado de República Dominicana.
El Nuevo Herald
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