El jueves la Basílica de Chiquinquirá en el estado Zulia sufrió la inclemencia de la delincuencia. Luego de las 11 de la noche las campanas del templo sonaron para alertar a los vecinos de que algo andaba mal
Ni la fe tiene respiro. El jueves la Basílica de Chiquinquirá en el estado Zulia sufrió la inclemencia de la delincuencia. Luego de las 11 de la noche las campanas del templo sonaron para alertar a los vecinos de que algo andaba mal.
Estaban indefensos, sin cuidados policiales, electricidad y rodeados de motorizados que estaban saqueando el edificio aledaño donde funciona el Centro Rafael Urdaneta. La Basílica, uno de los íconos de la zulianidad, no tiene cuidado.
Cort. TalCualDigital
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