Por: Fernando Rodríguez/TalCual
Pena. Eso es lo que produce ver y escuchar una “sesión” de la “asamblea nacional”. Cada día que pasa, este “parlamento” se parece más a un cuartel. No es casual.
Quien lo preside le está imponiendo su impronta castrense.
La sesión del pasado martes, donde el capitán y sus soldados mintieron e insultaron a la diputada María Corina Machado es un ejemplo de esta vergüenza.
No está demás recordar que en las elecciones parlamentarias del 2010, una mayoría de 52% de los ciudadanos votó por diputados democráticos. Pero antes de la elección y previendo lo que en ella ocurriría, Tibisay y su combo conformaron los circuitos a la medida de los intereses del PSUV para que pudieran lograr con menos votos la mayor cantidad de diputados. Eso ha permitido mostrar desde esa fecha con mayor desparpajo el verdadero rostro del chavismo.
Enemigos de los mecanismos democráticos, que garantizan el respeto a la voluntad popular, se comportan en la Asamblea con total desprecio a la “minoría” opositora, al punto de excluirla de la directiva del Parlamento así como de las presidencias de las comisiones que por derecho le corresponden.
Limitan o niegan como les da la gana el derecho legítimo de los parlamentarios a intervenir sobre los temas que estimen vitales para el país. Han eliminado las interpelaciones a funcionarios públicos.
No han permitido que se investiguen actos de corrupción, como el de Pudreval, para citar un solo ejemplo. Jamás se toman medidas para frenar el despilfarro de nuestros recursos petroleros que son utilizados como arma política por el Gobierno.
En fin, han convertido ese privilegiado escenario para el debate creador en las democracias, en un antro peligroso que se reúne para perseguir la disidencia y para violar la voluntad popular allanando la inmunidad de parlamentarios electos por el pueblo. Cada vez que un diputado les resulta demasiado incómodo, o hace falta restar un voto para aprobar algo recuérdese la vigente Ley Habilitante utilizan el TSJ y la Fiscalía para allanar la inmunidad parlamentaria.
En la sesión del pasado martes, después de crear una comisión de la “verdad”, que de antemano vaticinamos va a imponer “su verdad”, dijeron una buena cantidad de mentiras para justificar la petición del antejuicio de mérito para allanar la inmunidad parlamentaria de María Corina Machado. La diputada Tania Díaz, la vampira según Mario Silva, fue la proponente de la medida. En sus palabras aseguró que las muertes que se han generado como consecuencia de la violencia política desatada desde el 12 de febrero pasado, serán “vengadas”, palabra que describe perfectamente como actúan.
Tampoco tenemos dudas, de que la fiscal general de la República cumplirá, como lo ha hecho hasta ahora, con la parte del guión que le corresponde, al igual que los integrantes del Tribunal Supremo de Justicia. La decisión de los parlamentarios del PSUV confirma que siguen leyendo mal la realidad.
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