Ahora que el Vaticano puso en agenda la canonización del Papa más popular en los últimos siglos, los residentes de Juan Pablo II, en Montalbán, han previsto realizar una procesión ojo, señores represores: procesión, no una manifestación alrededor de esta urbanización del suroeste caraqueño para implorar por un milagro.
La razón: desde que al "comandante eterno" se le ocurrió por razones electorales erigir 10 edificios de la Misión Vivienda en ese lugar, no solo los servicios de vialidad y agua han colapsado, sino que la inseguridad se ha multiplicado (un promedio de 7 asaltos diarios) y son más las horas que la gente pasa sin conexión de Internet que en funcionamiento.
La idea de la procesión es para implorar que, una vez santificado, Juan Pablo II produzca un milagro a favor del conjunto residencial bendecido con su nombre y que le retribuya la tranquilidad que alguna vez disfrutó durante la demonizada cuarta república.
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