No rendirse. Esa fue la consigna. Marinos de Anzoátegui salió a la cancha con la actitud necesaria para buscar el partido y al final, en tiempo extra, consiguió el triunfo que le mantiene con vida en la final de la LPB.
La victoria de 124-116 a expensas de Cocodrilos de Caracas, en el Luis Ramos, en Puerto La Cruz, permitió al Acorazado forzar el quinto juego, a celebrarse hoy, poco después del mediodía, por lo que el tiempo de recuperación será corto.
Los capitalinos, no obstante, tienen ventaja de 3-1 en la serie e intentarán llevarse la corona. Los orientales, actuales campeones, están obligados a ganar para propiciar el regreso a Caracas.
El de anoche fue un juego de altibajos, de mucho contacto físico, en el que hubo faltas técnicas, momentos de tensión, de dominio para uno y para otro bando, y con una figura sobresaliente: Donta Smith.
El estadounidense cargó con el ataque de Marinos, con 43 puntos, incluidos cinco triples, para ser clave junto a Héctor Romero, quien se lució en los dos costados de la cancha.
El club naval salió como fiera herida y con un festival de siete triples en el primer cuarto -récord para una final- sacó ventaja de 19 puntos. Pero poco a poco la cedió y Cocodrilos repuntó para irse al descanso con el score igualado a 54 tantos, en medio de la preocupación de los locales, por el golpe en el codo derecho de Diego Guevara, que le sacó de acción.
Más tarde, ambos clubes continuaron luchando a brazo partido en el desafío interrumpido en el último lapso, casi 30 minutos, por una falla eléctrica. Ya sobre el cierre, con los locales encaminados al éxito, apareció Leandro Garciamorales, de Cocodrilos, para empatar la pizarra a 103 con un triple "imposible" y forzar el alargue.
En ese lapso, Marinos fue mejor y la visita perdió a sus figuras por límite de faltas. El Acorazado dijo así presente y le puso emoción a la final.
La victoria de 124-116 a expensas de Cocodrilos de Caracas, en el Luis Ramos, en Puerto La Cruz, permitió al Acorazado forzar el quinto juego, a celebrarse hoy, poco después del mediodía, por lo que el tiempo de recuperación será corto.
Los capitalinos, no obstante, tienen ventaja de 3-1 en la serie e intentarán llevarse la corona. Los orientales, actuales campeones, están obligados a ganar para propiciar el regreso a Caracas.
El de anoche fue un juego de altibajos, de mucho contacto físico, en el que hubo faltas técnicas, momentos de tensión, de dominio para uno y para otro bando, y con una figura sobresaliente: Donta Smith.
El estadounidense cargó con el ataque de Marinos, con 43 puntos, incluidos cinco triples, para ser clave junto a Héctor Romero, quien se lució en los dos costados de la cancha.
El club naval salió como fiera herida y con un festival de siete triples en el primer cuarto -récord para una final- sacó ventaja de 19 puntos. Pero poco a poco la cedió y Cocodrilos repuntó para irse al descanso con el score igualado a 54 tantos, en medio de la preocupación de los locales, por el golpe en el codo derecho de Diego Guevara, que le sacó de acción.
Más tarde, ambos clubes continuaron luchando a brazo partido en el desafío interrumpido en el último lapso, casi 30 minutos, por una falla eléctrica. Ya sobre el cierre, con los locales encaminados al éxito, apareció Leandro Garciamorales, de Cocodrilos, para empatar la pizarra a 103 con un triple "imposible" y forzar el alargue.
En ese lapso, Marinos fue mejor y la visita perdió a sus figuras por límite de faltas. El Acorazado dijo así presente y le puso emoción a la final.
José Rubicco Huertas
EL UNIVERSAL
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