Foto: Walter Michot/The Miami Herald
Por MELISSA SANCHEZ Y ENRIQUE FLOR / El Nuevo Herald/msanchez@elnuevoherald.com
Vestida de luto, y rodeada de otros guantanameros, Lexania Matos empezó hoy a preparar el velorio de su madre, Lavinia Fonseca, quien murió en el trágico tiroteo el domingo.
"Estoy hablando con mi papá para ver al cuerpo de mi mamá'', dijo la jovén de 18 años, en el Velatorio San José en Hialeah en una entrevista con el Nuevo Herald. "No la vamos a mandar a Cuba ... No queremos causar tanta impresión a mi abuelita''.
En su sufrimiento, los parientes y amigos de las cuatro víctimas del masacre en el Yoyito Restaurante en Hialeah hacían planes hoy por la tarde para velar a las fallecidas.
Además de Fonseca, de 47 años, murieron: Laisán Molina, 24, de Miami; Maysel Figueroa, 32; y Zaida Castillo, 56. Las últimas dos vivían en Hialeah, igual que Fonseca, a cuadras del restaurante donde el marido de Molina las mató a disparos la noche del domingo.
Luego de disparale a un total de siete mujeres, Gerardo Regalado, de 38 años, se suicidió a tres cuadras de Yoyito. Las tres mujeres que fueron heridas siguen recuperándose en Jackson Memorial Hospital de Miami.
Pocos parientes de las mujeres que murieron estaban de humor hoy de hablar con reporteros.
"Tengo la cabeza como loco, con el niño, todo eso'', dijo el marido de Figueroa, sus ojos rojos. "Que Dios los bendiga, pero ahora no puedo hablar''.
El velorio de Maysel Figueroa, quien había empezado a trabajar en Yoyito días antes del masacre, está programado para el miércoles, dijo su marido.
El Departamento de Policía de Hialeah está ayudando a las familias de las víctimas pagar el costo de los funeralesy está haciendo gestionas para que reciban terapia psicológica, según algunos parientes.
Llamadas a las autoridades no fueron inmediatamente devueltas el martes.
A cinco cuadras del apartamento donde vivía Figueroa, otra familia lamentaba a la muerte de Zaida Castillo.
"Su hija está en el velatorio'', dijo una señora que contestó la puerta, sin querer comentar más. Varios automóviles llenaban la entrada.
Castillo vino a vivir con su única hija, su yerno y nieto en Hialeah desde el pueblo de Quivicán hace seis años. En Cuba, Castillo era veterinaria y curaba gallinas en una finca. En Yoyito's trabajaba de cocinera para mantener a su madre en Cuba, y pensaba visitarla en noviembre.
Alrededor del mediodía hoy, se empezaron a juntar varias personas de Guantánamo en la entrada del Velorio San José para dar el pésame a Lexania Matos. Su madre era nativa de esa zona.
"Es una desgracia'', dijo Ana Rosa Días, quien trabaja de vigilante del velatorio y también es de Guantánamo. ‘Mira esa niñita que está en shock''.
Matos, una estudiante del 11 grado en Hialeah High School, dijo que originalmente pensaba enviar el cuerpo de su madre a Cuba pero cambió de opinión porque está muy ‘‘maltratado''.
La escena era algo parecido afuera de Yoyito's, donde las puertas siguen cerradas mientras se limpia el restaurante. Varios clientes regulares pasaron el martes a dar el pésame cuando los dueños, quienes salieron a abrazarlos.
Al frente del local había una colección de flores y velas comemorando las víctimas en una especie de altar improvisado.
Según los dueños de Yoyito's, el restaurante estará abierto el miércoles.
"Estoy hablando con mi papá para ver al cuerpo de mi mamá'', dijo la jovén de 18 años, en el Velatorio San José en Hialeah en una entrevista con el Nuevo Herald. "No la vamos a mandar a Cuba ... No queremos causar tanta impresión a mi abuelita''.
En su sufrimiento, los parientes y amigos de las cuatro víctimas del masacre en el Yoyito Restaurante en Hialeah hacían planes hoy por la tarde para velar a las fallecidas.
Además de Fonseca, de 47 años, murieron: Laisán Molina, 24, de Miami; Maysel Figueroa, 32; y Zaida Castillo, 56. Las últimas dos vivían en Hialeah, igual que Fonseca, a cuadras del restaurante donde el marido de Molina las mató a disparos la noche del domingo.
Luego de disparale a un total de siete mujeres, Gerardo Regalado, de 38 años, se suicidió a tres cuadras de Yoyito. Las tres mujeres que fueron heridas siguen recuperándose en Jackson Memorial Hospital de Miami.
Pocos parientes de las mujeres que murieron estaban de humor hoy de hablar con reporteros.
"Tengo la cabeza como loco, con el niño, todo eso'', dijo el marido de Figueroa, sus ojos rojos. "Que Dios los bendiga, pero ahora no puedo hablar''.
El velorio de Maysel Figueroa, quien había empezado a trabajar en Yoyito días antes del masacre, está programado para el miércoles, dijo su marido.
El Departamento de Policía de Hialeah está ayudando a las familias de las víctimas pagar el costo de los funeralesy está haciendo gestionas para que reciban terapia psicológica, según algunos parientes.
Llamadas a las autoridades no fueron inmediatamente devueltas el martes.
A cinco cuadras del apartamento donde vivía Figueroa, otra familia lamentaba a la muerte de Zaida Castillo.
"Su hija está en el velatorio'', dijo una señora que contestó la puerta, sin querer comentar más. Varios automóviles llenaban la entrada.
Castillo vino a vivir con su única hija, su yerno y nieto en Hialeah desde el pueblo de Quivicán hace seis años. En Cuba, Castillo era veterinaria y curaba gallinas en una finca. En Yoyito's trabajaba de cocinera para mantener a su madre en Cuba, y pensaba visitarla en noviembre.
Alrededor del mediodía hoy, se empezaron a juntar varias personas de Guantánamo en la entrada del Velorio San José para dar el pésame a Lexania Matos. Su madre era nativa de esa zona.
"Es una desgracia'', dijo Ana Rosa Días, quien trabaja de vigilante del velatorio y también es de Guantánamo. ‘Mira esa niñita que está en shock''.
Matos, una estudiante del 11 grado en Hialeah High School, dijo que originalmente pensaba enviar el cuerpo de su madre a Cuba pero cambió de opinión porque está muy ‘‘maltratado''.
La escena era algo parecido afuera de Yoyito's, donde las puertas siguen cerradas mientras se limpia el restaurante. Varios clientes regulares pasaron el martes a dar el pésame cuando los dueños, quienes salieron a abrazarlos.
Al frente del local había una colección de flores y velas comemorando las víctimas en una especie de altar improvisado.
Según los dueños de Yoyito's, el restaurante estará abierto el miércoles.
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