Recomiendan a la oposición poner en la calle una alternativa al jefe de Estado lo más pronto posible. Advierten que el respaldo a la oposición no es exactamente proporcional al rechazo a la gestión oficial
Por: David Ludovic Jorge/TalCualDigital
Desde principios de año, la popularidad del presidente Chávez no hace sino descender. Así lo reveló el último sondeo del IVAD, realizado durante el mes de enero, en el que menos de 35% de los encuestados se define como chavista, mientras 74% cuestiona las políticas oficiales en temas vitales como la seguridad.
Esto coincide con la encuesta de Varianzas un mes después, de cuyos 1.300 encuestados, 53% tiene una percepción negativa del presidente Chávez, y 52% se opone a que el Presidente sea reelecto para un nuevo período en 2012, mientras 42% apoya su permanencia en el cargo.
Se trata de dos manifestaciones de una tendencia de descenso persistente en el apoyo al primer mandatario, desde el punto más alto de popularidad, estimado en 2006, cuando ganó con más de siete millones de votos, pasando por las parlamentarias de 2010, cuando perdió prácticamente dos millones hasta llegar al mes de febrero, cuando, extrapolando los resultados del sondeo de Varianzas a la totalidad del registro electoral, Chávez podría tener un rechazo de al menos nueve millones de electores, si todos los electores votaran (El RE cuenta con 17.895.640 y el margen de error de la encuesta es de 2,7%).
El propio creador del sondeo tiene una respuesta para este desgaste. Para Rafael Delgado, director de Varianzas, la popularidad "es como el jabón: se desgasta" después de largos períodos en el poder, como los doce años que ya lleva el primer mandatario.
Un desgaste natural que para Delgado se agrava por dos variables: por un lado, el tema económico, y por el otro, la ineficiencia del equipo de gobierno. "52% de la gente percibe que la economía no va bien y esa percepción negativa del presidente es producto de la mala percepción económica.
Tan es así, que los momentos en los que Chávez ha tenido más popularidad han sido efecto de una mejor situación económica, como la de 2004, cuando propició las misiones y pudo ganar el referendo revocatorio", recuerda el sociólogo.
Respecto al tema de la eficiencia, para Delgado el descenso no es irreversible, "si el Presidente mejora estas variables: es decir, si se producen mejorías en el tema económico o si, al menos, se refresca el equipo de gobierno y se rodea de gente más eficiente".
Además de coincidir en el tema de la ineficacia y el desgaste, el politólogo Edgard Gutiérrez agrega la radicalización del gobierno como una de las razones de pérdida de popularidad.
"Lo que Chávez empezó en 2006, al radicalizarse, hablar más abiertamente de socialismo, etc., causó el rechazo de algunos, y hace que el presidente tenga cada vez menos gente; menos chavistas de los llamados `light’ y se quede con el núcleo duro del chavismo", apunta.
NO ES VICTORIA AUTOMÁTICA
Las oportunidades para que la oposición obtenga buenos resultados de ese descontento existen. Sin embargo, no son producto automático de la caída en la popularidad del primer mandatario. Según explica Delgado, "la proporcionalidad no es tan mecánica, porque también en las encuestas hemos observado que sectores descontentos del gobierno se van a la abstención".
Agrega que, a su juicio, las victorias obtenidas por la oposición se deben más a que el chavismo no haya acudido a votar y menos a la propia labor política de los adversarios de Chávez. Pese a esto, el encuestador también comenta que la mala gestión del Presidente y su gabinete puede hacer ver la de la oposición como positiva, con lo que el chavismo ayudaría indirectamente a sus contendientes con su ineficacia.
Por ello, Gutiérrez insiste en que "es urgente" que la MUD ponga en la calle una oferta alternativa, pues recuerda que uno de los errores opositores es que carece de una campaña o de ideas que se puedan promocionar electoralmente.
"Es cierto, tienen las `100 ideas para la gente’. Pero si se le pregunta a un elector cualquiera cuál es la idea número 14 o la idea número 1, no se acuerda de ninguna". Al respecto, ejemplifica que esa primera idea apunta "al rescate de la Constitución y las leyes", un enunciado que aunque asegura que es necesario y loable, debe ir acompañado de ideas menos abstractas y de planteamientos concretos, como un plan de gobierno.
Por: David Ludovic Jorge/TalCualDigital
Desde principios de año, la popularidad del presidente Chávez no hace sino descender. Así lo reveló el último sondeo del IVAD, realizado durante el mes de enero, en el que menos de 35% de los encuestados se define como chavista, mientras 74% cuestiona las políticas oficiales en temas vitales como la seguridad.
Esto coincide con la encuesta de Varianzas un mes después, de cuyos 1.300 encuestados, 53% tiene una percepción negativa del presidente Chávez, y 52% se opone a que el Presidente sea reelecto para un nuevo período en 2012, mientras 42% apoya su permanencia en el cargo.
Se trata de dos manifestaciones de una tendencia de descenso persistente en el apoyo al primer mandatario, desde el punto más alto de popularidad, estimado en 2006, cuando ganó con más de siete millones de votos, pasando por las parlamentarias de 2010, cuando perdió prácticamente dos millones hasta llegar al mes de febrero, cuando, extrapolando los resultados del sondeo de Varianzas a la totalidad del registro electoral, Chávez podría tener un rechazo de al menos nueve millones de electores, si todos los electores votaran (El RE cuenta con 17.895.640 y el margen de error de la encuesta es de 2,7%).
El propio creador del sondeo tiene una respuesta para este desgaste. Para Rafael Delgado, director de Varianzas, la popularidad "es como el jabón: se desgasta" después de largos períodos en el poder, como los doce años que ya lleva el primer mandatario.
Un desgaste natural que para Delgado se agrava por dos variables: por un lado, el tema económico, y por el otro, la ineficiencia del equipo de gobierno. "52% de la gente percibe que la economía no va bien y esa percepción negativa del presidente es producto de la mala percepción económica.
Tan es así, que los momentos en los que Chávez ha tenido más popularidad han sido efecto de una mejor situación económica, como la de 2004, cuando propició las misiones y pudo ganar el referendo revocatorio", recuerda el sociólogo.
Respecto al tema de la eficiencia, para Delgado el descenso no es irreversible, "si el Presidente mejora estas variables: es decir, si se producen mejorías en el tema económico o si, al menos, se refresca el equipo de gobierno y se rodea de gente más eficiente".
Además de coincidir en el tema de la ineficacia y el desgaste, el politólogo Edgard Gutiérrez agrega la radicalización del gobierno como una de las razones de pérdida de popularidad.
"Lo que Chávez empezó en 2006, al radicalizarse, hablar más abiertamente de socialismo, etc., causó el rechazo de algunos, y hace que el presidente tenga cada vez menos gente; menos chavistas de los llamados `light’ y se quede con el núcleo duro del chavismo", apunta.
NO ES VICTORIA AUTOMÁTICA
Las oportunidades para que la oposición obtenga buenos resultados de ese descontento existen. Sin embargo, no son producto automático de la caída en la popularidad del primer mandatario. Según explica Delgado, "la proporcionalidad no es tan mecánica, porque también en las encuestas hemos observado que sectores descontentos del gobierno se van a la abstención".
Agrega que, a su juicio, las victorias obtenidas por la oposición se deben más a que el chavismo no haya acudido a votar y menos a la propia labor política de los adversarios de Chávez. Pese a esto, el encuestador también comenta que la mala gestión del Presidente y su gabinete puede hacer ver la de la oposición como positiva, con lo que el chavismo ayudaría indirectamente a sus contendientes con su ineficacia.
Por ello, Gutiérrez insiste en que "es urgente" que la MUD ponga en la calle una oferta alternativa, pues recuerda que uno de los errores opositores es que carece de una campaña o de ideas que se puedan promocionar electoralmente.
"Es cierto, tienen las `100 ideas para la gente’. Pero si se le pregunta a un elector cualquiera cuál es la idea número 14 o la idea número 1, no se acuerda de ninguna". Al respecto, ejemplifica que esa primera idea apunta "al rescate de la Constitución y las leyes", un enunciado que aunque asegura que es necesario y loable, debe ir acompañado de ideas menos abstractas y de planteamientos concretos, como un plan de gobierno.
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