Empezando por el jefe, después una seguidilla de sargentos y sargentas no ha desaprovechado ocasión alguna de guardar silencio y se han mandado con una ristra de comentarios tan absurdos y feroces contra la dichosa tarjeta, como si vieran en ella el emblema de la derrota que los espera
Por: Simón Boccanegra/TalCualDigital
La verdad es que en el chavismo están pasando las cosas más raras del mundo. Su jefe abjura del rojo, pide coloritmos a lo Cruz Diez en la vestimenta (y por cierto, fue inmediatamente obedecido); declara "estúpida" (con toda razón, también por cierto) esa manía de denominar "socialista" cualquier callejón o arepera, que, por tercera vez, por cierto, son casi todas las obras más importantes que este gobierno ha hecho.
Pone a los soldados a borrar frenéticamente el viejo lema en todas las instalaciones militares, para sustituirlo por el nuevo, aconsejado por los babalaos; habla cortico y casi no insulta. Fin de mundo pues. Pero, la más extraña ha sido la reacción ante la tarjeta unitaria que resolvió la MUD para el tarjetón electoral. Los tiene locos.
Empezando por el jefe, después una seguidilla de sargentos y sargentas no ha desaprovechado ocasión alguna de guardar silencio y se han mandado con una ristra de comentarios tan absurdos y feroces contra la dichosa tarjeta, como si vieran en ella el emblema de la derrota que los espera. La MUD debería darle las gracias, porque le han hecho una publicidad enorme, pero la verdad es que es incompresible esa reacción.
No se entiende qué le ven o qué virtudes le atribuyen, pero tienen días que entre una y otra jaladita a Chacumbele no dejan de referirse a la tarjeta unitaria de la cual la MUD pretende hacer el emblema de la unidad democrática. Este minicronista todavía se pregunta por qué el Gran Capo considera que esa tarjeta es una "estafa".
Puede calificársela de cualquier manera menos de eso. Será que cada ladrón juzga por su condición.
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