Para los peatones y automovilistas que durante tres semanas observaron, en mitad del espeso tránsito, la labor de unos obreros que pintaron de rojo la fachada de la sede de Corpoelec, en El Marqués, seguramente les tocará presenciar el mismo proceso pero a la inversa.
El acto de jalabolismo del funcionario que ordenó plasmar el color de la revolución para identificar a una de las empresas más deficitarias de servicio público del Gobierno, se transformó en una pirueta desde que, la semana pasada, llegó el Comandante y mandó a parar. No más rojo. Olvídense del socialismo. ¡Qué viva la vida! Foto: Gregory Jaimes /TalCualDigital
No hay comentarios:
Publicar un comentario