Dos empleados de la compañía de navegación Costa Crociere revelaron que en los cruceros de la empresa dueña del barco que naufragó en enero frente a la isla italiana del Giglio reinaba un clima de sexo, droga y alcohol, indicó el jueves el diario La Stampa.
Según indiscreciones de la investigación judicial abierta en Italia, varios trabajadores de la compañía contaron a los fiscales que tanto los oficiales como algunos tripulantes de las embarcaciones solían “estar borrachos”.
“Nos preguntábamos durante las fiestas si alguien podría salvar el barco en caso de emergencia”, aseguró Mery G., quien trabajó a bordo del Costa Concordia, el barco que naufragó, durante dos meses en el 2010.
Según la mujer, fue molestada por un miembro de la tripulación que estaba “completamente drogado”.
Una exenfermera, Valentina B, quien estuvo bajo el mando del controvertido comandante Francesco Schettino en otro crucero, el Costa Atlantica, sostiene que “la corrupción, la droga y la prostitución” reinaban a bordo.
“Vi con mis propios ojos a un oficial aspirar cocaína”, aseguró.
Para la empleada, las condiciones de vida de la tripulación en el crucero “eran pésimas” y el capitán trataba a los empleados “como a esclavos”.
Los directivos de Costa Crociere precisaron que la firma no tolera droga alguna a bordo de los cruceros y que el personal es controlado regularmente.
Tras el naufragio en enero del Costa Concordia, que dejó un saldo de 32 muertos, la compañía defendió al personal y elogió tanto la profesionalidad como el coraje demostrado por los empleados y tripulantes durante la tragedia.
El comandante del barco que naufragó, Schettino, se encuentra en detención domiciliaria en Italia y es acusado de homicidio múltiple involuntario, naufragio y abandono de nave, así como de omisión de socorro por haber evitado comunicar a las autoridades marítimas la gravedad del accidente.
El Costa Concordia, en el que viajaban 4.229 personas de 60 nacionalidades (de ellas 3.200 turistas que realizaban un crucero por el Mediterráneo), chocó contra una roca en la noche del 13 de enero y naufragó en pocas horas.
El accidente ocurrió después de que el capitán decidiera acercar el crucero a la isla del Giglio para complacer a los habitantes, una maniobra considerada muy peligrosa.
Schettino fingió en sus conversaciones con la Capitanía de Puerto tras el accidente que se encontraba dentro de la nave y tardó en dar la alarma, por lo que la evacuación de los pasajeros se demoró.
Además del capitán, su segundo, Ciro Ambrosio, y otras siete personas, entre ellas dos directivos de Costa Crociere, están siendo investigados por la justicia.
NDO/TalCualDigital
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