ANTONIO MARIA DELGADO/ADELGADO@ELNUEVOHERALD.COM
SAN FELIX, Venezuela -- Jesús Alvarado no se habría imaginado hace apenas unos años que un día pedalearía kilómetros en su bicicleta para ver a un candidato de la oposición, pero el obrero desempleado de 37 años hizo precisamente eso la semana pasada para conocer a Henrique Capriles, “el flaquito” que competirá contra Hugo Chávez en las elecciones presidenciales de octubre.
San Félix, localidad del selvático e industrial estado Bolívar, tradicionalmente ha sido un bastión del chavismo. Es zona de gente humilde que encontró en Chávez un hombre de aspecto y manera de hablar similar a la de ellos que prometía brindarles bienestar castigando a los corruptos que, robando los recursos del Estado, dejaban que el pueblo pasara hambre.
Pero Alvarado, quien ya lleva meses buscando trabajo, dijo que por primera vez desde que apareció Chávez en la escena política está considerando cambiar su voto. “Ya nos cansamos de este hombre. Habla y habla y las cosas no cambian”, dijo.
Como Alvarado, son miles los votos que estarían migrando del chavismo a la oposición, lo que mejoraría las posibilidades de una victoria electoral de Capriles.
Era una tendencia que también podía verse ese día en las palabras de Mirna Del Villar, quien se acercó al aeropuerto de la aledaña ciudad de Puerto Ordaz para ver la llegada de Capriles.
“Yo voté por él [Chávez], y me desilusioné, y créame que los que votamos por él y nos hemos desilusionado somos ahora más de oposición que los que han sido de oposición siempre”, dijo Del Villar, de 64 años.
“Chávez ha engañado a este pueblo. Lo engañó, y llegó la hora de que se vaya”, expresó.
Un sentimiento similar fue expresado horas más tarde por Luisbeth Morales, de 50 años, desde la también oriental ciudad de Maturín, a unos 250 kilómetros de distancia. “Nos defraudó, de verdad que Chávez nos defraudó, porque pintó una cosa y demostró otra”.
El descontento entre sectores que tradicionalmente han pertenecido a Chávez comienza a verse en la calle, en momentos en que su rival recorre el país en busca de votos.
Y es un descontento que Capriles está capitalizando, con un discurso que recuerda constantemente al elector de la larga lista de fracasos acumulados por la Revolución Bolivariana, que incluyen la elevada inflación, el alto desempleo y una de las tasas de criminalidad más altas del continente.
“Levante la mano el que ha sido víctima de la violencia”, dijo Capriles en Maturín, para ver a más del 90 por ciento de las 60,000 personas congregadas subir el brazo.
“La violencia está acabando con Venezuela, y nosotros no le escuchamos al gobierno decir nada. Nosotros tenemos hoy una persona a la cabeza del gobierno, que para él no existe este problema. […] Este gobierno rebasó su tiempo, 14 años, suficiente. Llegó la hora del futuro y nosotros representamos el futuro”, declaró el candidato.
Maturín es otra ciudad que solía estar firmemente guardada en las arcas del chavismo. Capriles llenó la emblemática avenida Juncal, proeza política pocas veces vista en la ciudad, lo que llevó a muchos a calcular que el estado podría estar inclinando la balanza a favor de la oposición.
Los eventos realizados en otras ciudades del país también ha sorprendidos a los observadores. La presencia de los seguidores de Capriles en su paso por los estados Sucre, Zulia, Táchira y Barinas también mostraron un elevado número de seguidores, un buen número de ellos jóvenes.
Enrique Alvarado, coordinador nacional del Proyecto Progreso, dijo que las filas del chavismo han estado perdiendo su apego entre la juventud del país, que gradualmente ha estado siendo captada por la oposición y por Capriles en los últimos meses.
“Capriles está conectando emocionalmente con el pueblo venezolano. Más allá de su discurso y de su propuesta, es una conexión emocional que se está produciendo. Y sobre todo con la gente joven. Chávez perdió la conexión emocional que tenía con la población venezolana. Ya no es la misma de antes”, comentó.
Eso dicho, Chávez continúa siendo un hueso duro de roer.
El mandatario sigue contando con amplios niveles de popularidad, cuenta con miles millones de dólares que puede gastar sin rendirle cuentas a nadie, y además encabeza a un gobierno que tiene un férreo control sobre la autoridad electoral.
El gobierno ha insistido en reiteradas ocasiones en que el sistema electoral está a prueba de fraude, pero diferentes voces de la oposición no están tan seguras.
El propio Capriles admitió en una entrevista que el fraude electoral es un riesgo ante el que su campaña debe mantener una posición vigilante.
El sorprendentemente alto grado de discrecionalidad con el que cuenta Chávez para manejar los recursos del Estado le ha permitido gastar millones de dólares en su campaña electoral. Y sin embargo, es Capriles el que está mostrando una tendencia ascendente en las encuestas.
Aun cuando los sondeos de opinión muestran resultados muy desiguales, con algunos de ellos mostrando que Chávez se encuentra a la cabeza de la contienda con una ventaja de 20 puntos, y otros que hablan de un empate técnico, los encuestadores consultados dijeron que los números del candidato de la oposición han estado mejorando en las últimas semanas.
Rafael Delgado, presidente de la encuestadora Varianzas, dijo que en su última medición Capriles apenas se encontraba unos cinco puntos por debajo de Chávez.
“En el último trabajo terminado el 26 de mayo, de ámbito nacional, los resultados son: Chávez 50.7 por ciento, Capriles 45.5 por ciento, y No sabe 3.8 por ciento, ganando Chávez por 5.2 puntos porcentuales de diferencia”, sostuvo.
El propio Capriles dijo en una entrevista que la diferencia es mucho más estrecha. “Estamos en una carrera cabeza a cabeza”, dijo, citando las encuestas internas de su campaña.
El que el candidato de la oposición esté ganando terreno no puede ser totalmente atribuido al desgaste político acumulado por Chávez en sus largos años de gobierno.
El analista y columnista David Morán dijo que la juventud de Capriles, quien tiene 39 años, está jugando a su favor.
“Es un punto muy a su favor, sobre todo en un país, donde los jóvenes siguen siendo el mayor grupo etáreo”, comentó.
Por otro lado, el candidato de la oposición está esgrimiendo un mensaje sencillo, fácil de digerir por el elector venezolano. Es un mensaje que contrasta con el lenguaje a veces barroco empleado por el mandatario venezolano.
Asimismo, Capriles también se está beneficiando de la manera en que fue escogido como candidato de la oposición, tras salir victorioso por amplio margen en unas elecciones primarias donde compitió con otros aspirantes, algunos de los cuales ahora hacen campaña a su favor.
Es un escenario muy diferente al de Chávez, quien se encuentra en vías de cumplir 14 años en el poder, y ahora está optando por seis años más, pese al cáncer que padece.
Por otro lado, Capriles tiene historia democrática, tras haber transitado por diferentes puestos en el desempeño del servicio público, ganando elecciones como diputado, alcalde, gobernador y ahora candidato presidencial, dijo Morán.
Y quizás más importante es que es un candidato que ha contado con gran fuerza a lo largo de su carrera.
“En su primera reelección como alcalde iba a tener algunos contrincantes importantes, pero el gobierno lo metió preso por los eventos en la embajada de Cuba [en Venezuela], y la gente fue solidaria con él, y votó masivamente por él y salió reelegido”, indicó Morán.
En la elección para la gobernación del estado Miranda, el voto de la oposición se encontraba dividido entre él y el dirigente Enrique Mendoza, pero este último fue inhabilitado por la Contraloría General de la Republica, lo que le permitió eventualmente ganar la contienda.
“Es un dirigente con buena suerte, no sale movido en la foto”, dijo Morán.
Y en una elección como ésta, donde se compite contra un candidato que tiene las ventajas que tiene Chávez, la suerte puede ser un elemento de gran peso, señaló.
El Nuevo Herald
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