FABIOLA SANCHEZ/AP
LEGON, Venezuela -- En una pequeña casa de techo de zinc y paredes de ladrillo sin frisar, una humilde costurera de 58 años confecciona las camisas para un joven político que ella espera que sea el próximo presidente de Venezuela.
La costurera de estatura media, tez morena y cabello rizado es Petra María Rengifo. Ella trabaja en una de las cuatro máquinas de coser, que son los únicos muebles de su pequeña casa de piso de concreto en el poblado central de Legon, de unos 500 habitantes y viviendas humildes.
El caserío remoto es similar a cientos más a lo largo y ancho del país cuyos habitantes se han ido desencantando de los políticos en general y del presidente Hugo Chávez, luego de 13 años de gobierno. El candidato presidencial opositor Henrique Capriles ahora trata de conquistarlos, visitándolos casa por casa.
Rengifo acabó bajo el reflector gracias a una casualidad. Una de las camisas hechas por su negocio la acabó usando un colaborador del candidato presidencial a finales del año pasado y a Capriles le gustó la camisa deportiva.
Ahora, Capriles casi usa exclusivamente las camisas de manga corta de Rengifo en la campaña electoral con la que busca derrotar a Chávez en las elecciones del 7 de octubre. Las camisas vienen en colores brillantes y están hechas de una tela ligera y resistente a las arrugas.
El gobernador del estado central de Miranda, de 39 años, rápidamente se convirtió en un consumidor fiel de la prenda producida por la pequeña empresa que tiene a Rengifo entre sus costureras.
Sin proponérselo, el opositor fue contagiando a su entorno político y seguidores con la vestimenta que ya es conocida como la “camisa de Capriles”.
“Sinceramente eso es un golpe de suerte”, afirmó el pequeño empresario, Lothar Luis González, 64 años, al relatar cómo las camisas que diseñó junto a su hijo tomaron auge a raíz de que Capriles comenzó a utilizarlas.
“Nosotros las vendíamos (en cantidades) moderadas, treinta camisas al mes. Ahora vendemos 60. Vendemos casi el doble de lo que vendíamos hace tres meses”, dijo González.
El empresario descartó que Capriles tenga un modelo exclusivo de camisas, y precisó que esa prenda es un modelo estándar de talla pequeña que cualquiera puede adquirir en su pequeño comercio de la localidad central de Guatire.
“No diseñamos para el gobernador. El gobernador nos modela a nosotros”, dijo entre risas González al explicar que gracias al frecuente uso que hace Capriles de las camisas, desde diferentes puntos del país los han llamado para adquirir la prenda, e incluso otros de sus colegas como los gobernadores opositores de los estados Zulia, Lara y Carabobo, ya se cuentan entre sus clientes.
“Mis camisas son hechas en Venezuela por el talento que sobra en el país”, dijo a mediados del mes pasado Capriles durante una visita al estado occidental del Zulia al alabar los fabricantes de sus prendas.
“Siempre lo digo con mucho orgullo, porque esto es hecho en nuestro país, hecho en Venezuela, no es traído de otro país. Son hechas aquí por el talento que aquí sobra” comentó.
La pequeña empresa de González, para la que trabaja Rengifo, logró en meses recientes un crédito de la gobernación de Miranda para adquirir nuevas máquinas y aprovechar la expansión de las ventas.
Ese halo de prosperidad también llegó, pero en menor medida, al poblado rural de Legon, en el estado central de Miranda, donde Rengifo y algunos de sus vecinos recibieron materiales de construcción donados por la gobernación de Capriles para reparar sus humildes viviendas.
En Legon, parte de sus humildes moradores no se identifican con alguna parcialidad política pues siempre se han sentido desatendidos por las autoridades del gobierno central y regional, según Rengifo.
Desde hace un año, el presidente Chávez de 57 años ha reducido de manera significativa sus apariciones públicas debido a los padecimientos generados por el cáncer, lo que ha llevado a algunos analistas a señalar que el mandatario podría enfrentar dificultades en la campaña sino logra retomar el contacto directo con la población, que es una de sus fortalezas políticas.
Hasta ahora esa situación no ha tenido mayor impacto en la popularidad de Chávez, que sigue sobre 50 por ciento, según las principales encuestas locales. La cifra está muy por encima de Capriles, cuando faltan casi cuatro meses para las elecciones.
Según encuestas promovidas por el gobierno, Chávez está 20 puntos porcentuales sobre su oponente, mientras otras le dan al mandatario una ventaja menor.
Como parte del proceso electoral, del lado oficialista se ha desatado una campaña feroz contra Capriles, que ha incluido insultos y calificativos fuertes, como “niño rico” y “burgués” en alusión a su origen de clase media alta.
Algunos críticos de Chávez atacan al mandatario, afirmando que utiliza trajes lujosos y relojes costosos, un comportamiento que –aseguran– choca con su discurso contra el capitalismo.
“El presidente de la República tiene un doble discurso. Desde hace 14 años que lleva en la presidencia de Venezuela todos los años sus gastos personales se exponencian, aumentan considerablemente”, afirmó el diputado opositor Carlos Berrizbeitia, quien aseguró que entre el 2011 y este año la partida de gastos del despacho de la presidencia se incrementó “casi 30 por ciento”.
Citando cifras incluidas en el presupuesto nacional para este año, Berrizbeitia afirmó que se dispuso una partida de “300,000 bolívares fuertes” (unos $70,000) para los gastos de “prendas de vestir” del mandatario.
Por lo pronto, Rengifo confesó sentirse “encantada de la vida” por el nuevo sustento económico que logró el coserle las camisas al gobernador, para ella y cinco de sus ocho hijos.
“Me siento orgullosa que un candidato, que un (posible) presidente se ponga una camisa que yo haga, y que yo se la vea puesta”, dijo emocionada.
Rengifo admitió que nunca ha conocido personalmente a Capriles, pero sus ojos brillantes y su amplia sonrisa dejaron traslucir la alegría que le produce cada vez que lo ve en la televisión usando las camisas hechas por ella, y escucha como el gobernador las alaba en público.
“Creo que él es una persona humilde como yo, como otra persona. Yo no le veo cara de rico”, dijo Rengifo.
El Nuevo Herald
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