SIMÓN BOCCANEGRA
El pasado domingo, diez de las quince provincias en que se divide Cuba se quedaron sin energía eléctrica. Una falla que puede ocurrir en cualquier país del mundo, pues ninguno está a salvo de este tipo de incidentes.
Lo novedoso en este caso es que Chacumbele le hizo una llamada telefónica a Fidel Castro para manifestarle su preocupación porque el Caballo estaba a oscuras. Que sepamos, Esteban no llama a los gobernadores de estado o a los alcaldes cada vez que se va la luz en cualquier rincón del país.
Tal vez no lo haga para evitar pasarse el día pegado al teléfono llamando a Ciudad Bolívar, Barinas, Maracaibo, Maturín, Barcelona, Cumaná, Barquisimeto o cualquier otro punto de Venezuela, pues los apagones en el país siguen siendo el pan nuestro de cada día.
La pasada semana, Argenis Chávez, presidente de Corpoelec y hermano del caporal, dijo que los últimos apagones se debían a las abundantes lluvias. Hace dos años se producían exactamente por lo contrario, la sequía había puesto a la represa del Guri al borde del colapso. En otras oportunidades los responsables han sido iguanas, zamuros y otros animales, seguramente entrenados en el imperio para sabotear la magna obra de Chacu.
Desde aquí nos atrevemos sugerirles a Fidel y su gobierno que invite al ministro de Energía Eléctrica, Héctor Navarro, y al referido presidente de Corpoelec, para que se acerquen hasta La Habana e integren la comisión que va a determinar la causa del apagón. De repente descubren que el responsable de todos los apagones que sufren los cubanos, no sólo del eléctrico, la tiene un Caballo, alto pana de Esteban.
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