La estrategia es desesperada, sin duda. La campaña roja se conforma casi en su totalidad por propaganda negra, una mezcla de colores muy de radicales. Que si el paquetazo, que si la violencia, que si Miranda se está cayendo, que si botarán a los empleados públicos, que si videos de cámara escondida.
Lo de ayer fue patético. No solo difundir una grabación como la vista es ilegal, sino que lo hacen quienes se atreven a hablar de lucha contra la corrupción: los mismos diputados que decidieron no investigar el caso del maletín de Antonini Wilson para la campaña argentina y con dinero nacional. Tampoco quisieron montar una investigación real sobre Aponte Aponte, que sigue cantando.
Además, a los rojos se les olvida que en 1998, cuando sí era ilegal recibir fondos privados para campañas y más aún extranjeros, el candidato Hugo Chávez recibió 1 millón de dólares del BBVA español. La cara no les aguanta tanta "moral".
No deja de ser sospechoso, además, que luego de dos meses de campaña, y de no menos de 200 pueblos recorridos en los cuales no pasó nada, se estén presentando trifulcas en actividades opositoras tan a menudo. En una semana, La Pastora y Puerto Cabello se vieron inmersas en violencia. En Caracas hubo amenazas desde el día anterior, en Carabobo hay bastante material gráfico que registra quiénes fueron los violentos.
Mientras tanto, el candidato del continuismo dice que si él pierde habrá guerra civil. Al chavismo no le cuesta nada decir que lo ocurrido en La Pastora y en Puerto Cabello demuestra que por donde pasa Capriles hay tángana. Una manipulación burda.
Todo es ataque, pero nada es propuesta, promesa de arreglar cosas. Nada. La candidatura oficialista llegó a un techo. Ya no suma votos. Por tanto, es obligatorio tratar de restarle al contrario. Tremendas costuras, compañero.
Cort. TalCualDigital
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