Se proponen usar el miedo como campaña electoral. Desesperados por el fervor popular que acompaña a Henrique Capriles acuden a todos los medios para mantenerse en el poder por seis años más
SIMÓN GARCÍA/TalCualDigital
El miedo es una conducta que forma parte del repertorio emocional de cada ser humano. Es natural sentirlo. No es fácil ni instantáneo hacerlo a un lado; pero es importante aprender a combatirlo, aunque sea silbando y apurando el paso.
Es común que el miedo surja ante la presencia de un peligro, la posibilidad de una pérdida o la sensación de amenaza. Sea real o imaginario, el miedo debilita, inhibe, subordina.
Siempre produce una dosis de angustia. Los sistemas totalitarios generan sociedades del pánico. Encierran a sus ciudadanos en un estado general de sospecha.
Obligan a vivir en un clima de recelo, en medio de una desconfianza inducida y al borde de un castigo. Hace cierto tiempo uno de los dirigentes del PSUV bramó esa amenaza.
Pero la operación opresiva viene siendo implantada abiertamente desde hace años. Primero sembraron divisiones y enfrentamientos. Luego estigmatizaron a quien no se resguardaba bajo el techito de "los nuestros".
Después exacerbaron sentimientos destructivos contra quienes pensaran diferente, cualidad insoportable que indicaba la existencia de un traidor o un oligarca, así el sospechoso sobreviva con un salario mínimo.
Aparecieron listados de excluidos. Despidos. Persecuciones y encarcelamientos. Exilios. También se abalanzaron sistemáticamente contra normas, valores e instituciones. Le cambiaron el nombre a todo. Adulteraron los símbolos de la nacionalidad. Reescribieron la historia.
Satanizaron los cuarenta años de la democracia para demolerla y rebajarla a esta versión instrumentalizada de democracia, mínima y formal, donde el Estado sustituye a la sociedad y el poder de una persona a la voluntad popular.
Ahora se proponen usar el miedo como campaña electoral. Desesperados por el fervor popular que acompaña a Henrique Capriles acuden a todos los medios para mantenerse en el poder por seis años más.
Un desenlace que genera un miedo mayor al riesgo de cualquier retaliación personal. ¡Dios nos libre de esa catástrofe! Por eso es necesario enfrentar cívica y humanamente al miedo.
Hay que frenar los rumores y trampillas cazabobos hechos en "socialismo" para beneficiar las aspiraciones del autócrata.
Lo primero es no difundir esas ráfagas de desmoralización. Lo segundo es desmontar su entramado ficticio y aclarar sus consecuencias reales.
Salir del marco mental que nos encasqueta Miraflores ya es una victoria. Una nueva época ha comenzado con millones de venezolanos que levantan la esperanza y promueven el camino del progreso, de las oportunidades de futuro y de la unidad. Victoria mata miedo.
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