Por: Teodoro Petkoff/TalCual
¡Hay que ver cuán acomplejante resulta para quien vive un delirio heroico no tener ninguna épica en su vida recorrida! Cuando uno escucha a Maduro y a Diosdado, ahora que les ha tocado un inesperado protagonismo, ve clarito el caso.
Cada frase que pronuncian está dirigida a suplir con bravatas y lenguaje desafiante aquella carencia. Oigamos a Maduro, por ejemplo: "...Hemos vivido 70 días de batalla de todo tipo (...) ¿Qué no ha hecho esta oligarquía parasitaria durante estos setenta días? Han hecho de todo". Cualquiera creería que durante el lapso de la permanencia de Chávez en Cuba, Maduro y Diosdado tuvieron que fajarse rolo a tolete con gente que trataba de impedir que ellos encadenaran radio y TV para dar sus boletines y que tomaban los aeropuertos para bloquear sus viajes a Cuba. Por supuesto, nada de eso tuvo lugar.
Además, la oposición se limitó durante esos dos meses apenas a emitir declaraciones, serenas y generosas, respetando la incertidumbre creada en torno a la suerte del primer mandatario,
pero completamente ausente de toda actividad de calle y de movilización popular, que hubiera podido obligar a la dupleta de gobierno a librar esas fantasiosas "batallas" con las cuales Maduro seguramente pretende cobear a su enfermo jefe. Remató el vice sus palabras con la afirmación de que "no pudieron hacerle daño al país en 70 días". ¿Quién lo intentó? El único daño visible causado al país durante el periodo de marras fue la devaluación, amén de los saltos de canguro que dio la inflación al cierre del año pasado y en enero de este año, y está clarísimo quién responde y quien libró y perdió esas batallas.
Diosdado, por su lado, no se queda atrás en esa competencia de banalidades y trivialidades. Oigámoslo: "El 18 de febrero será una fecha histórica para la Patria". ¡Vaya! Ni que Chávez se hubiera venido nadando. Que Chávez venga a tratarse en su propio país es lo normal. Lo "histórico" era el período de dos meses de ausencia e invisibilidad, tratándose en tierra extranjera nada famosa, por cierto, por las excelencias de la alta medicina. Cuidado y nos añaden ahora a los días 2, 4 y 27 de febrero una nueva conmemoración, la del 18, como "Día de la vuelta a la patria".
Luego precisó Diosdado, como si de algo extraordinario se tratara, que "el Presidente fue ubicado en su habitación sin ningún inconveniente" (¿Pensaron acaso que podían dejarlo en un pasillo?), "y nosotros (¿es un plural mayestático que sólo lo nombra a él, excluyendo a Maduro?) arreglando los detalles internos para que no falte ni falle absolutamente nada". ¡Cuánta eficiencia, Dios mío! Deberían aplicársela al gobierno del país.
Pero, después de libradas estas esforzadas batallas, este país de descreídos continúa lleno de incertidumbre. La gente se pregunta por qué, estando aquí, no nos brindan otro testimonio como el de las fotos con sus hijas; por qué tanto secretismo, que ni Evo Morales lo pudo ver, como si aún estuviera bajo el abrigo de Fidel. Y la pregunta de las preguntas: ¿cuánto más van a esperar para re-constitucionalizar al país, juramentando al Presidente y que este designe gabinete y vicepresidente, para que Maduro deje de estar, como hasta ahora, colgado de la brocha?
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