Por: VenEconomía
Entre mentiras y medidas atropelladas, el gobierno usurpador que se instauró en Venezuela el pasado 10 de enero, está armando una trampa jaula que pone en riesgo la estabilidad económica y social del país.
Claro ejemplo de ello es la devaluación de la moneda y la eliminación del SITME (Sistema de Transacciones con Títulos en Moneda Extranjera) que se hizo efectiva desde el 13 de febrero de 2013.
En 1989, Carlos Andrés Pérez obligado por la magnitud de la crisis económica que heredó de Jaime Lusinchi, impuso medidas similares a este paquetazo rojo rojito de ahora, pero con una notable diferencia: lo acompañó de una serie de programas para estimular la producción y el empleo, y de medidas diseñadas para amortiguar los impactos que estarían sintiendo los venezolanos. Ente otros, estas incluyeron la beca escolar y el Programa de Alimentación Materno Infantil (PAMI).
Cabe notar que ya, antes de la devaluación, el país estaba sufriendo los estragos de la inflación y, sobre todo, de la escasez. El Centro de Documentación y Análisis Social de la Federación Venezolana de Maestros (Cendas-FVM) informa que en enero la escasez afectó a nueve (15,8%) de los 57 productos en su Canasta Alimentaria Familiar. Más preocupante aún es que la diferencia entre los precios controlados y los precios de mercado fue de 190,5% (sic). Cabe anotar que la escasez viene siempre con su eterna acompañante: la inflación galopante. Los analistas ya están proyectando que la inflación venezolana será mayor del 30% este año.
Al no estar acompañados la devaluación y entierro del SITME por otras medidas complementarias para incentivar inversión y producción y mitigar los ineludibles efectos que impactarán en la población, por fuerza es de esperar que más temprano que tarde detone en el descontento y la protesta ciudadana generalizada.
Lamentablemente, ni Nicolás Maduro ni Diosdado Cabello y mucho menos Jorge Giordani y Nelson Merentes han tomado medidas para afrontar la profundización de la crisis que se avecina; por el contrario, niegan que hubo devaluación (hablan de “un ajuste cambiario”); no han anunciado ninguna medida para paliar el impacto en la gran masa de habitantes de medianos y bajos recursos, y se han dedicado a desligarse de la responsabilidad de la crisis económica que están generando para endilgársela a la “burguesía”, a los “capitalistas” y a los “oligarcas”, obviamente en componenda con el imperio.
Lo pernicioso de esto es que con el cuasi monopolio de la información, con el control sobre el Sistema Nacional de Medios Públicos, y la autocensura que se impone a la mayoría de medios privados, y con el manejo a manos llenas del dinero del erario público los usurpadores en el poder intentarán continuar engañando a la gente, para seguir pasando por inocentes y cándidos salvadores de los pobres.
¿O tal vez, sin poder ocultar lo que se tornará en inocultable se enredarán en sus propias trampas?
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