Cuando Chacumbele estuvo preso en el cuartel San Carlos y después en Yare, luego de encabezar una sangrienta intentona golpista, fue tratado con cariño. Dentro de su cómoda celda no solo tenía televisor y hasta aire acondicionado, sino que su rutina incluía ver televisión, leer prensa, ejercitarse, hablar pajita, "escribir fundamentos del movimiento", recibir a la prensa con total libertad (más de una entrevista se hizo allí), recibir visitas chéveres de la familia, amigos y compañeros conspiradores, y un largo etcétera.
Pero aún así los encarcelados militares pedían al gobierno tener mejores condiciones. Quedó claro en una nota de prensa publicada por aquel entonces. Pero a Iván Simonovis se le han ensañado al máximo, condenándolo prácticamente a la muerte. Ayer quedó de nuevo demostrado. Pero la historia recuerda todo.
Fuente: TalCualDigital
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