Carlos Graffe, organizador de la pancarta que ponchó a Chávez, piensa que hay que aprovechar todos los espacios para reclamar
El empleado administrativo de la Universidad de Carabobo, Carlos Silva, es uno de los cerebros detrás de la última manifestación estudiantil contra el gobierno de Hugo Chávez efectuada el pasado 21 de enero en el José Bernardo Pérez de Valencia.
Cuatro días después de que otro grupo de universitarios desplegara pancartas desde las gradas del estadio carabobeño como protesta contra Chávez, unos 20 estudiantes de la UC liderados por Silva volvió a hacer lo que para muchos parecía imposible: repetir la hazaña en el mismo escenario.
Burlando el extremo celo de la Guardia Nacional, los jóvenes, ingresaron al José Bernardo Pérez llevando la pancarta de manera fraccionada. De este modo de se pudo armar durante el juego, tal y como se hizo, el lema de la protesta, en la que se leía: "Chávez, tas ponchao", el cual fue luego coreado por los asistentes al cotejo.
Así se logró cumplir con una protesta cívica, imaginativa y pacífica de quienes han salido a la calle para reclamarle al gobierno la ineficacia en tres áreas fundamentales: agua, luz y seguridad.
La idea era "protestar y hacer ver de manera creativa el mensaje", sostiene Silva.
EL PRIMER INNING
La protesta del empleado de la UC tuvo un final feliz, sin agresiones, heridos ni detenciones, a diferencia de la primera ocurrida también en el Bernardo Pérez el 17 de enero, que terminó con los estudiantes expulsados del estadio y golpeados por la Guardia Nacional y la Policía Militar.
Al frente del grupo que logró desplegar cuatro pancartas durante el juego de Caracas-Magallanes estaba el dirigente estudiantil de Valencia Carlos Graffe, quien ya había efectuado una protesta similar para las elecciones de la reforma constitucional del 2007. "Por eso decidimos volverlo a hacer", señala.
El grupo seleccionó el 17 de enero por la importancia y la cobertura que iba a tener el encuentro deportivo, buscando que llegara el mensaje de cualquier manera. "No es fácil expresar estos mensajes y manifestarse. El juego de béisbol era perfecto porque estábamos buscando que fuese efectivo, fácil, y que no saboteara el desarrollo del juego". dice.
Con edades comprendidas entre los 18 y 25 años, un conjunto de estudiantes se organizó y compró 60 entradas para el juego. Se repartieron en dos equipos que se dividieron en las gradas ubicadas hacia los jardines del campo donde sujetaron con amarras los carteles.
Sería en el quinto inning cuando las expusieron y comenzó el enfrentamiento con las autoridades presentes en el estadio. "La gente nos ayudó y colaboró mucho con nosotros para amarrar las pancartas rápidamente".
Fue en el sexto inning cuando unos efectivos de la Guardia Nacional comenzaron a rondar las gradas y arrancaron tres de las pancartas con las manos. La que había quedado colgada los estudiantes la escondieron y luego volvieron a mostrarla. Esta decía: "3 strikes: luz-agua-inseguridad.
Presidente `tas ponchao". En ese momento los efectivos se acercaron hacia los puestos y comenzaron a sacar al grupo que estaba con el cartel, con patadas, empujones y golpes, sin alegar ninguna razón específica.
Graffe mencionó que parecía no haber una autoridad definida a la que los guardias respondieran y que el abuso físico parecía haber sido deliberado. "Nos llamó mucho la atención que parecía que no había jerarquía entre los militares, puesto que uno le decía al otro `no le pegues al chamo con el casco, no lo golpees’ y el otro respondía que no tenía por qué hacerle caso", acotó.
A pesar de que varias personas le han criticado el llevar la política a los juegos de béisbol, Graffe, señaló que la devaluación, el racionamiento energético y de agua son más que suficientes razones para desarrollar mecanismos creativos de protesta. El dirigente cree que el Gobierno ha perjudicado al país a través de todos los espacios y que hay que responder de la misma manera, aprovechando todas las oportunidades que haya para manifestar y esquivar la censura a la que los medios han estado sometidos.
"Estábamos viendo una rueda de prensa sobre la devaluación cuando se nos ocurrió que teníamos que hacer algo, protestar de alguna manera", indicó el dirigente de 23 años, quien asegura que seguirán con las acciones de protesta aunque probablemente no sean tan mediáticas como ésta.
Tomada de: Tal Cual Digital
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