El comandante de la Fuerza del Sur del Tolima, Guillermo Suárez, aseguró que la tarea no ha hecho más que empezar y que el jefe de las FARC, Alfredo Cano, "caerá de una forma u otra"
Consciente de su peligrosa misión, la de vencer a las FARC en el lugar donde nacieron y capturar a su máximo líder, Guillermo León Sáenz Vargas, alias “Alfonso Cano”, el general Guillermo Suárez aseguró que la tarea no ha hecho más que empezar y que éste “caerá de una forma u otra”.
“Estamos iniciando la partida. La Fuerza de Tarea lleva cuatro meses y éste es un problema de 40 años. Aquí vamos a jugar como juegan ellos, que es con el tiempo. Para ellos el tiempo no importa, a nosotros tampoco nos va a importar”, afirmó Suárez en una entrevista con EFE.
El general del Ejército habla frente al Cañón de las Hermosas, un macizo selvático en el sur del departamento de Tolima (oeste) en el que durante décadas camparon los principales líderes de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) y que ahora más de 7.500 soldados luchan metro a metro por recuperar.
En esta zona, el comandante de la Fuerza de Tarea del Sur del Tolima, inauguró este fin de semana una escuela para 300 niños de familias campesinas, concretamente en la vereda de Santa Bárbara, municipio de Chaparral, considerada una de las partes más peligrosas del departamento y feudo tradicional guerrillero.
Suárez es una pesadilla para las FARC, a las que combate con movimientos estratégicos para ver: “quién resiste más, si ellos o nosotros, metidos en esas selvas y en esas montañas”.
Un territorio con alturas de entre 3.200 y 4.200 metros, condiciones meteorológicas críticas, vías de comunicación casi inexistentes y un enemigo “bien entrenado y muy fuerte”, según Suárez.
15 anillos de seguridad
“Aquí nacieron las FARC, conocen muy bien el área, la topografía y cómo aprovecharse de esas condiciones climáticas. Son las ventajas que tienen ante nosotros”, explicó el general, quien dirigió durante años la lucha contra el narcotráfico en los departamentos de Caquetá, Cauca y Nariño.
Su objetivo es ir debilitando paso a paso los quince anillos de tropas rebeldes que rodean a “Alfonso Cano” y truncar su flujo de abastecimiento y logística. Así, “de una forma u otra tiene que debilitarse, y de una forma u otra tendrá que caer”.
Tumbar al rey en una sofisticada partida de ajedrez, una estrategia que, enfatiza, ha permitido al Ejército “avanzar mucho y entrar a sitios donde nunca antes había entrado”.
De esta manera, se ha logrado el control de lo que antaño era un corredor estratégico de movilidad de la guerrilla y que usaba para dirigirse a otras partes del país.
Hoy, la radiografía de las FARC en esa zona evidencia un grupo formado por unos 260 hombres, cada vez más mermados militarmente y “arrinconados” al sur, que estarían apoyados por unos 500 milicianos infiltrados entre civiles, explicó.
“Hemos hecho avances importantes, pero no hay que ser triunfalistas, sino realistas”, dijo Suárez, quien alertó de que “ésta es una guerra de minas de francotiradores. Es una locura”, al aclarar que sólo en los tres últimos meses han desactivado 140 minas antipersonales.
Hijo de un también destacado general ya fallecido, Suárez no olvida la reciente ola de ataques y emboscadas perpetradas por las FARC, en las que han muerto más de 40 uniformados en las últimas semanas.
Bajo su punto de vista, esos ataques buscarían “demostrar a la gente que todavía tiene poder, con acciones de renombre”, así como “quitar presiones de un lado, porque cuando se sienten muy presionados tratan de aliviar esa presión haciendo acciones muy importantes en otras partes de Colombia”.
Cort. TalCualDigital
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