Si alguna vez la revolución bolivariana llega a sobrepasar el ámbito del olvido no fue por las abusivas cadenas del "comandante, presidente y candidato eterno", sino por las areperas socialistas, iniciativa cuyo inventor terminó siendo despedido. Chávez ofreció sembrar varias de ellas en todo el país, pero a un año y tres meses de aquella promesa el único local que funciona es el de Parque Central. Del resto, cada vez que el gobierno quiere publicitar sus logros, improvisa una arepera y se venden entre camaradas, y hasta es posible que paguen con sucres.
Foto: Renier Otto/TalCualDigital
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