Chacumbele, que tiene casi 13 años amenazándonos con la invasión gringa, pretende restablecer la verosimilitud de ese cuento chino, haciendo creer que la inefable invasión está cerca y que por ello debe tomarse la previsión de colocar las reservas fuera del alcance del invasor
Por: Simón Boccanegra/TalCualDigital
Este minicronista se ha devanado los sesos buscando una explicación a la medida de traer al país esa mitad del oro venezolano de las reservas internacionales que se encuentra en bancos extranjeros y trasladar a bancos chinos, rusos y/o brasileños las reservas operativas, que por cierto, apenas son unos 6 mil millones de dólares que, hoy están colocadas en varios bancos extranjeros.
La verdad es que sólo logro atribuirla a esa combinación de megalomanía y paranoia que caracteriza al Presidente.
Francamente, no creo en razones económico-financieras, porque en ese sentido la operación si acaso afectará negativamente los precios de nuestros bonos, pero en general es bastante neutra.
Lo único plausible que se puede pensar es que el Presidente, que tiene casi 13 años amenazándonos con la invasión gringa, pretende restablecer la verosimilitud de ese cuento chino, al cual ya nadie le para, haciendo creer que la inefable invasión está cerca y que por ello debe tomarse la previsión de colocar las reservas fuera del alcance del invasor, no vaya a ser que nos hagan lo mismo que a Libia, congelando nuestras cuentas en el exterior.
Campaña electoral, pues, volviendo a tocar la tecla del vacuo patrioterismo que caracteriza su discurso. Por otro lado, lo que sí parece una cosa de locos es colocar los 6 mil millones de reservas operativas, que son plata líquida y disponible de una vez, en bancos de países que son algunos de nuestros principales acreedores.
A China se le debe una boloña de plata, que nos ha prestado; lo mismo a Rusia por las armas que nos vende fiadas, y Brasil es nuestro principal socio comercial (después del imperio, se entiende, porque el antiimperialismo de Chávez no cruza esa raya).
Es como el que pide plata prestada a un banco y la coloca en el mismo banco que es su acreedor. Por cierto, los propios proponentes admiten que ni Rusia ni Brasil califican como receptores de reservas internacionales, pero igual lo aprobó Chávez.
Una típica "giordanada". Me queda una preguntica: ¿Por qué todo esto se iba a hacer en secreto? Debe ser porque el secreto ya es una segunda naturaleza en este gobierno. Si no es por el diputado Julio Montoya no nos enteramos.
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