Se considera una de las ocho frutas exóticas del planeta y tiene muchos usos
EDÉN VALERA | ESPECIAL PARA EL UNIVERSAL
Originario de la zona intertropical de América del Sur, especialmente de Venezuela y Colombia, el mamón (Melicoccus bijugatus de la familia de las sapindáceas) es ampliamente cultivado en los países tropicales de América, Asia y África; pero crece en forma silvestre en muchas regiones.
Su nombre genérico deriva del griego y significa fruto redondo con miel, y el específico quiere decir 2 pares, en alusión a los pares de hojuelas que presentan las hojas de esta planta.
En Venezuela, donde está sembrado en las zonas cálidas desde el nivel del mar hasta los mil metros de altitud, es donde se le conoce como mamón, aunque en algunas regiones conserva los nombres indígenas de macai, maco, y manco; porque en muchos países es llamado mamoncillo, y en otros denominan mamón a la papaya.
Es un árbol corpulento, siempre verde, de 12 a 30 metros de altura, con tronco grueso y copa tupida en forma de globo, que se propaga principalmente por semilla, pero el injerto por aproximación es lo que asegura el tipo de árbol que se desea cultivar, porque esta es una planta hermafrodita, es decir, se producen plantas con flores femeninas o con flores masculinas.
Por tener raíces muy profundas tiene larga vida.
El cultivo del mamón ha dado origen a variedades que producen desde frutos pequeños y ácidos hasta frutos grandes y dulces.
El fruto, que crece en grandes racimos, es una drupa redonda con cascara verde delgada cuya pulpa gelatinosa, jugosa y comestible de color salmón-amarillento encierra una semilla blancuzca grande, la cual se chupa para desprenderle la pulpa.
Es rico en hierro, fósforo, calcio, taninos, ácido ascórbico, y caroteno.
El mamón está considerado entre las ocho frutas más exóticas del planeta junto a la pitahaya, el kinoto, el carambolo, el rambután, la garcinia mangostana, el onoto y la mano de Buda.
Otros usos
Se le cultiva por sus frutos que se consumen frescos o en jugos, conservas y compotas; pero también como árbol ornamental por la belleza de su porte y la frondosidad de su copa que lo hace muy apropiado para parques, plazas y avenidas.
Cuando no está completamente maduro su pulpa es astringente; y cuando está en sazón sirve para hacer leche de mamón o mamonada, una refrescante bebida que se obtiene agregando agua, leche y azúcar a los frutos.
Con la pulpa también se puede preparar cerveza y otro tipo de aguardiente. Aunque la pulpa tiene poco valor nutritivo, la semilla presenta una elevada cantidad de proteínas y aminoácidos esenciales para la nutrición. Usualmente se tuesta y tiene buen sabor.
Los indígenas de las regiones cercanas al río Orinoco consumen la semilla cocinada como sustituto de la yuca.
Mientras que en Margarita con las semillas tostadas preparaban una especie de arepa. Además, en nuestro país con la semilla tostada y molida fabrican un jarabe que, mezclado con miel de abejas, se toma para parar la diarrea.
En Nicaragua preparan una horchata con las semillas molidas con la pulpa que sirve para curar parásitos en los niños.
La bebida producto de la decocción de las hojas del árbol de mamón, con sal agregada, se usa para los desórdenes nerviosos y la fiebre; mientras que las gárgaras con el jugo de la hoja macerada se emplean para el dolor y las infecciones de la garganta.
El mamón está considerado como uno de los árboles más melíferos y poliníferos de clima cálido, pues sus flores son ricas en néctar y altamente atractivas para las abejas, las cuales producen una miel de color oscuro, pese a que la etapa de floración es corta. La madera blanco amarillenta y compacta de este árbol es apta para obras de construcción y carpintería en general; pero sólo la usan en trabajos para interiores pues es susceptible a la pudrición y no es durable.
La pulpa del mamón aporta 75 calorías cada 100 gramos
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