Era de esperarse que un electo para tan alto cargo buscara el deshielo de las tensas relaciones entre la poderosa oposición democrática y el cada vez más devaluado gobierno. No fue así, aquel se comportó como un energúmeno, agredió nuevamente, insultó a los opositores
VÍCTOR HUGO D'PAOLA/TalCualDigital
Felices las cuatro rectoras chavistas tomaron asiento, la menina mayor del CNE dio la información donde ponía a ganar al candidato de los Castro-cubanos. Cualquier persona normal pensaría que aquel que supuestamente había ganado –una victoria pírrica, "victoria chimba" la llamó TalCual– y había perdido más de 700.000 votos que a su vez los ganó su opositor, vendría con un discurso de conciliación, de tolerancia, de búsqueda del diálogo y entendimiento entre los venezolanos y los liderazgos que los representan.
Era de esperarse que un electo para tan alto cargo –por la diosa fortuna o por herencia o por méritos propios– buscara el deshielo de las tensas relaciones entre la poderosa oposición democrática y el cada vez más devaluado gobierno.
No fue así, aquel se comportó como un energúmeno, agredió nuevamente, insultó a los opositores y negó categóricamente que habría algún diálogo con quienes legítima y democráticamente lo adversan.
"La lucha continúa contra la burguesía y la oligarquía", afirmó, como si en Venezuela hubiera más de 7.200.000 "oligarcas". Sus intervenciones subsiguientes han estado en el mismo tono: la oposición es conspiradora, burguesa, apátrida.
En esa extraña alianza que se ha producido en el país entre un gorilaje militar con comunistas procubanos, hay varios individuos que al hablar destilan odio contra los venezolanos que no los apoyamos.
Entre estos, además de Maduro, destacan Cabello en la presidencia de la Asamblea Nacional, quien le niega todo derecho a los opositores; Jorge Rodríguez, cargado de rencores; el fracasado ex ministro del Interior, hoy gobernador de Aragua; el macarthista perseguidor de la oposición, Pedro Carreño; Adán Chávez, de la dinastía que desgobierna Barinas y los ministros militares de Defensa y Relaciones Interiores. Esa es la nomenclatura chavista, la cúpula gorila-comunista que predica y produce odio contra los venezolanos que los adversan.
Esta es la herencia que dejó Hugo Chávez. Durante 14 años practicó un odio sistemático en contra de quienes no estaban con él, soñaba con sepultar a todo opositor. Este nefasto gobernante comenzó su carrera presidencial anunciando que a los adecos habría que freírles las cabezas en aceite hirviente.
De allí en adelante, no paró de agredir, de insultar, de calificar con epítetos a los líderes opositores. Fue un sembrador de odios que dividió como nunca antes había sucedido a la familia venezolana.
Padres contra hijos, hermanos contra hermanos, vecinos contra vecinos. Inventó lo de pobres contra ricos, estimulando el odio de los primeros contra los que no eran tan pobres, persiguió implacablemente a los empresarios culpándolos de las propias incapacidades de su gobierno. Hugo Chávez le hizo un daño enorme al país, nos deja un régimen más militar que civil, y ahora sus herederos, especialmente Maduro "mientras tanto"pretenden aplicar la misma política.
Los venezolanos queremos reconciliación, la victoria de la sindéresis contra el odio, rechazando a los envenenados provocadores.
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