Venezuela como nación no termina de estabilizar su proceso de avance, tal como en América Latina, con dificultades importantes. El país a lo largo del siglo XX a pasado por numerosas crisis. Ahora, comenzando el siglo XXI, tampoco los venezolanos terminamos de establecer las bases de una clara dirección hacia la superación de los principales problemas que tradicionalmente nos han agobiado
HERNÁN CASTILLO/TalCualDigital
Venezuela como nación no termina de estabilizar su proceso de avance, tal como en América Latina, con dificultades importantes, pareciera que se orientan la mayoría de los países.El siglo XX venezolano estuvo caracterizado por una serie de crisis, en donde los militares y la violencia primero; y los civiles, los partidos políticos y el petróleo después jugaron un papel decisivo.
Ahora, comenzando el siglo XXI, tampoco los venezolanos terminamos de establecer las bases de una clara dirección hacia la superación de los principales problemas que tradicionalmente nos han agobiado; al contrario, pareciera más bien que se nos avecina una mayor anarquía. Según Manuel Caballero, la primera crisis venezolana del siglo XX se presentó con motivo de la derrota de los caudillos regionales, en 1903, que le pone fin a lo que algunos llaman la larga guerra civil venezolana desde sus inicios en 1810.
La segunda crisis la tenemos en la protesta juvenil de 1928, contra la cruenta dictadura gomecista, por las libertades civiles y políticas de Venezuela. La tercera gran crisis se presenta en febrero de 1936, durante el gobierno del general López Contreras, con las manifestaciones populares que le abren a Venezuela el camino a la modernización.
La cuarta crisis, el 18 de octubre de 1945, con el proceso político que le plantea a Venezuela la perspectiva de la democracia social y política. La siguiente crisis que Caballero no plantea específicamente, es a mi juicio, el golpe de Estado contra Gallegos, la dictadura militar de Pérez Jiménez, que significa el regreso al poder del pretorianismo de derecha y la implementación de la idea militar del desarrollismo urbano.
Posteriormente, la crisis que significó el 23 de enero de 1958, que le abre a Venezuela el camino hacia la convivencia democrática política civilizada. Luego la crisis con motivo de la devaluación del bolívar, en febrero de 1983, donde comienza el gradual declive de la democracia moderna venezolana; que finalmente, aun cuando los alzamientos militares del 4 de febrero y 27 de noviembre de 1992 fueron derrotados, lamentablemente acaban, o posponen, con las posibilidades de la descentralización política y administrativa del Estado y la liberación de la economía venezolana.
En conclusión, luego de esta cadena de crisis históricas del siglo XX y comienzos del XXI y los fraudulentos resultados de la elección presidencial del pasado 14 de abril yo diría que paradójicamente a Venezuela se le plantea una estelar oportunidad para comenzar el despegue hacia un futuro promisor de trabajo productivo, libertad y progreso; pero para ello primero tenemos que terminar de hacer el esfuerzo por liquidar políticamente lo que queda del anacrónico socialismo militar castrocomunista que se ha pretendido imponer en Venezuela y que tanto daño y sufrimiento ha producido.
Finalmente, la palabra crisis tiene varias acepciones, pero en esta nota periodística significa: oportunidades.
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