martes, 18 de junio de 2013

Nuevo Herald: Globovisión se consolida como arma de propaganda chavista en Venezuela

ANTONIO MARIA DELGADO/ADELGADO@ELNUEVOHERALD.COM
Cuando inauguró su programa de televisión en marzo de 1998, la periodista Nitu Pérez Osuna entrevistó al teniente coronel Hugo Chávez Frías, quien era en ese entonces el candidato con menos probabilidades de llegar a la presidencia de Venezuela, contando a su favor con sólo 4 por ciento de las preferencias del electorado.


No sentía afinidad con el personaje, quien años antes había lanzado una sangrienta insurrección golpista que había trastornado el escenario político del país. Pero la selección de Chávez tenía sentido. Al tenerlo a él en el primer “Yo Prometo” que salía al aire, se decía que era un programa reservado a la pluralidad, a la exposición de distintos puntos de vistas y a la inclusión de voces que cuestionaban el poder.

Irónicamente, esa misma filosofía condujo al cierre del programa 15 años más tarde, al resultar incómoda para los planes de hegemonía comunicacional emprendidos por los herederos políticos de Chávez, quienes a través de “empresarios amigos” acaban de asumir el control de Globovisión, dijo Pérez Osuna en una entrevista con El Nuevo Herald.

“La línea editorial de Globovisión ha cambiado definitivamente. Ya no hay espacio para voces críticas en el canal”, comentó Pérez Osuna, una de las periodistas de reconocida trayectoria en Venezuela.

Representantes de Globovisión no estuvieron disponibles para conversar con El Nuevo Herald.

El cambio en la línea editorial del canal de noticias, considerado como la última pantalla independiente en Venezuela, ha sido gradual, extendiéndose a lo largo de varios días. Pero para muchos, el proceso no es más que “la crónica de una muerte anunciada”, ya que los nuevos compradores de Globovisión son empresarios que tienen grandes negocios con el chavismo.

Globovisión se encontraba en la mira del chavismo desde hacía mucho tiempo y había sido sometido a cuantiosas multas que, en al menos una ocasión, amenazó su supervivencia. Chávez, incluso, llegó a amenazar con cerrar el canal.

Fue su heredero, Nicolás Maduro, quien finalmente logró la tarea, aunque por otra vía.

“El régimen tiene un cambio de estrategia. Saben que las confiscaciones y los cierres de los medios de comunicación son mal vistos por la comunidad internacional, y por ello es que ahora salen a comprarlos, para silenciarlos”, dijo Pérez Osuna, quien se convirtió en la décima periodista en salir del canal.

“Lo hacen porque saben que el costo político del cierre de Radio Caracas Televisión [en mayo del 2007] fue muy alto. Han cambiado la forma, pero el fin es el mismo, silenciar a los medios independientes”, resumió.

El chavismo lleva años tratando de expandir su actual dominio informático dentro del país, esbozando planes para establecer una verdadera hegemonía comunicacional.

El chavismo controlaba el 72 por ciento de los medios de comunicación radioelécticos en el país petrolero antes de la compra de Globovisión, canal del que dependían millones de venezolanos para mantenerse informados, de acuerdo con un estudio atribuido Marcelino Bisbal, investigador y profesor de la Universidad Central de Venezuela.

Para Gillermo Lousteau Heguy, presidente del Interamerican Institute for Democracy, la adquisición del canal es la última manifestación de una fórmula que está tomando raíces en algunos países del continente para silenciar a la prensa, sin que en la superficie luzca como una violación flagrante de la libertad de expresión.

“Es un sistema que están desarrollando: hacer que empresarios amigos, que no tienen nada que ver con las comunicaciones, compren medios de comunicación”, dijo Lousteau, quien ha estado estudiando el efecto de este fenómeno.

“En Argentina, donde el 80 por ciento de los medios están en manos del gobierno, encuentras que son empresarios que vienen del petróleo y de otra cosa, los que compran los medios, porque se los pide el gobierno que lo hagan. Y la forma de financiarlos es a través de la publicidad oficial”, explicó Lousteau.

Los esfuerzos por silenciar a los medios son característicos de los gobiernos autoritarios, comentó Pérez Osuna.

“A los autócratas no les gustan las preguntas que les incomodan y de eso se trata el periodismo”, explicó la presentadora de televisión.

“El periodismo es el antipoder, es la fuerza que se contrapone a todos los poderes, ya sea el político, económico o militar. El periodismo investiga, el periodismo hurga, y sobre todo cuestiona”, agregó.

El que Maduro haya procedido a silenciar a Globovisión es muestra de la debilidad por la que atraviesa su régimen, en medio de las acusaciones de que se robó las pasadas elecciones de abril.

Maduro también enfrenta un elevado descontento de la población por los agudos problemas de escasez de productos básicos que enfrenta el país, y proyecciones de que ésta se agravará en los próximos meses debido a la falta de divisas.

La idea de la compra es tratar de evitar que las imágenes de una manifestación de descontento en Maracaibo puedan ser vistas por televidentes en Caracas, así como reducir aún más el poco espacio que los medios de comunicación les brindan a dirigentes de la oposición.

Pero es una estrategia que está condenada a fracasar, afirmó Pérez Osuna.

“Cuando un gobierno está a punto de fallecer, cuando un régimen está a punto de ser despojado, cree que cerrando las voces independientes, las ventanas de libertad que existen, van a callar el descontento nacional”, dijo la presentadora de televisión.

“Pero yo creo que es todo lo contrario. Creo que cuando tu cierras todas las válvulas, es allí cuando comienza el verdadero peligro, porque es allí cuando las ollas de presión estallan”, agregó.

El Nuevo Herald

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