El miércoles, una vez más, hubo tiros, candela, destrozos. Un mural de Oswaldo Vigas resultó afectado. Todo, dentro de un recinto que es Patrimonio de la Humanidad. La demostración más evidente es el comportamiento de los ministros y funcionarios oficialistas frente a las agresiones que sufre la casa que vence la sombra
SIMÓN BOCCANEGRA/TalCualDigital
El ucevismo se lleva en la sangre. Un título con el encabezado del Palacio de las Academias y el nombre de la Universidad Central de Venezuela no es suficiente para sentirse parte de una comunidad tan importante, cercana y noble como la ucevista.
La demostración más evidente es el comportamiento de los ministros y funcionarios oficialistas frente a las agresiones que sufre la casa que vence la sombra.
El miércoles, una vez más, hubo tiros, candela, destrozos. Un mural de Oswaldo Vigas resultó afectado. Todo, dentro de un recinto que es Patrimonio de la Humanidad. Pero nadie del alto gobierno dice nada al respecto, nadie condena, nadie reacciona.
Jorge Rodríguez, Ernesto Villegas, Pedro Calzadilla, Juan Barreto, Elías Jaua y otros tantos (tampoco muchos) son graduados de la UCV, pero no les duele.
La respuesta de Villegas fue publicar una foto de una muchacha estudiante con un bolso con el logo de la embajada gringa, vaya ridiculez. Si a ver vamos, aplicando la misma que ellos, pudiéramos decir que es un montaje, típica respuesta roja ante denuncias opositoras.
En el fondo se trata de gente que, como tantas veces se ha dicho, pasó por la universidad pero la universidad no pasó por ellos. El gusto por el poder y la terquedad los ha desconectado incluso de las luchas por preservar ese espacio sagrado que es la academia.
Quienes fueron tirapiedras ayer y se rasgaban las vestiduras por la autonomía y la mejora universitaria, hoy son los silentes testigos de su destrucción. Publica esa foto, Ernesto.
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