Por: VenEconomía
En marzo de este año se anunció la sorpresiva venta del canal de noticias Globovisión. En ese entonces, la percepción generalizada en la Opinión Pública y de la mayoría de los analistas era que la televisora tenía los días contados.
En mayo, un sentimiento de esperanza abrigó a algunos, incluyendo a muchos de los anclas, periodistas y personal del canal, cuando los nuevos propietarios aseveraron en comunicado público que asumían el compromiso de “servir al país por encima de cualquier interés particular o excluyente”, asegurando que su Plan Estratégico incluía como factor fundamental el “valioso, leal, dedicado, y competente equipo de periodistas, productores, técnicos y empleados en general”.
¡Vana ilusión!
No se habían posesionado del canal cuando salieron del aire los emblemáticos y críticos micros “Usted lo vió” y “Aunque usted no lo crea”, que recordaban al televidente las promesas incumplidas, las contradicciones y las arbitrariedades del gobierno de Hugo Chávez. Fueron despedidos seguidamente el programa Buenas Noches, que competía por la audiencia con el programa emblema del gobierno La Hojilla que transmitía VTV, y el polémico Yo Prometo de Nitú Pérez Osuna.
Sin embargo, la línea editorial parecía que permanecería más o menos objetiva. La información y opinión era equilibrada, con personeros del gobierno que aceptaban las invitaciones de diversos programas que por años fueron objeto de sus críticas y boicot. Y aparecía en escena Vladimir Villegas (Vladimir a la 1) alternando entrevistados como Diosdado Cabello con la líder democrática Maria Corina Machado.
Pero, la aparente calma llegó a su fin con la nueva oleada de despidos de esta última semana que arrasa con programas emblemáticos como: Aló Ciudadano (Leopoldo Castillo): Radar de los Barrios y Del dicho al Hecho (Jesús “Chuo” Torrealba); Tocando Fondo (Ana Karina Villalba), Grado 33 (Roberto Giusti y Norberto Mazza) y En Privado (María Elena Lavaud).
Salen a la par los principales anclas y periodistas de renombre, como Román Lozinski, Gladys Rodríguez, Alba Cecilia Mujica, María Isabel Párraga y Mari Montes.
Algunos de ellos firmaron un comunicado la tarde de este martes titulado La Hora Menguada, donde lanzan un alerta a la población venezolana afirmando que “Globovisión es moral, ética y periodísticamente inviable”.
Advierten que hoy el equilibrio se ha convertido en “censura a noticias y programas, lista negra de invitados, intentos de imponer preguntas a algunos periodistas, irrespeto a la integridad, menosprecio al ejercicio profesional e injustificado desequilibrio a favor del gobierno en el balance de los espacios de noticias”. Mientras que la denuncia y los programas sociales han desaparecido de la parrilla.
Concluyendo los comunicadores con una contundente afirmación: “Venezuela, en el momento más crítico de su historia política, se está quedando sin medios libres y a merced de una sola visión de país”.
Esa visión de país que se orquesta en el MINCI y se transmite por el hegemónico Sistema Bolivariano de Comunicación e Información (integrado por una agencia de noticias; siete canales de TV y seis radioemisoras del Estado; tres periódicos y un amplio circuito de emisoras comunitarias) que impone al 80% de la población una sola cara de la realidad de Venezuela; un país en el cual, según los mensajes y opiniones de esos medios, no existe inflación ni escasez de bienes básicos; donde existen viviendas “dignas” a granel para “mi gente” y producción en el campo; donde la electricidad no se apaga; donde el hampa no diezma la población y los niños y adultos no mueren de mengua en los hospitales.
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