El autor de "De todas maneras Rosa" escribió una carta para responder los comentarios del Presidente venezolano Nicolás Maduro, quien anunció este miércoles que ordenó la revisión de toda la programación televisiva en el país, al acusar a los medios de comunicación de difundir telenovelas que fomentan la violencia.
El escritor de telenovelas Carlos Pérez respondió, a través de un comunicado, a los comentarios del Presidente venezolano Nicolás Maduro, quien anunció este miércoles que ordenó la revisión de toda la programación televisiva en el país, al acusar a los medios de comunicación de difundir telenovelas que fomentan la violencia.
"He dado instrucciones a la ministra de Comunicación y a Conatel (Consejo Nacional de Telecomunicaciones) que se revise toda la programación de las televisoras en este país, por cable y sin cable; vamos a construir una cultura de la paz para nuestros niños", afirmó Maduro desde la Asamblea Nacional durante la presentación de su informe anual de gestión.
Maduro acusó a los canales de televisión de difundir programas que fomentan "antivalores de la muerte, culto a la droga, culto a las armas, culto a la violencia". Y relató que inclusive en una telenovela "muy famosa actual", la protagonista "se ha 'echao' al pico (mató) a más de nueve, ha matado hasta su madre y es la héroe" lo que, según él, es visto por niños, jóvenes y gente con problemas.
Y aunque no la nombró, se refería Maduro a la telenovela De todas maneras Rosa, que transmite Venevisión, en la que la actriz Norkys Batista interpreta a Andreína Valleja, una mujer que ha cometido delitos sin que las autoridades logren ponerla tras las rejas. Es por esta razón que Carlos Pérez escribió una carta que titula "Sobre Andreína Valleja en 'De todas maneras Rosa", y que reproducimos a continuación:
"A propósito de la telenovela De todas maneras Rosa, me veo, como autor de la obra, en la obligación de hacer algunas respetuosas aclaratorias.
La primera es que el personaje llamado Andreína no es la protagonista, y por lo mismo tampoco es la heroína del relato, sino, al contrario, el ejemplo de lo que no debe hacerse; vale decir, la villana, que está irreversiblemente condenada al fracaso y a ser castigada por su maldad.
Los dramas telenovelescos siempre establecen una batalla entre el bien y el mal, en la que termina imponiéndose el primero sobre el segundo, para que reine la dicha de los que son buenos en el mundo. Andreína es la contraparte de Rosa Bermúdez, que sí es la protagonista y el ejemplo a seguir, toda vez que representa el concepto del bien, de la verdad y de la honradez.
En segundo lugar es bueno comentar que en obras literarias como Los miserables, de Víctor Hugo, que en rigor es la historia de un ladrón, se practica este esquema en el personaje Jean Valjean (el protagonista), quien, tras huir una de cárcel, recibe la ayuda del Monseñor Myriel, para que Valjean, al día siguiente lo robe y escape. Obviamente no era la intención de Víctor Hugo transmitir el antivalor de la deshonestidad y el mal agradecimiento, sino, al revés, ver en el proceso del personaje, cómo Valjean debe asumir la ruta de la virtud a menos que quiera sufrir su propia destrucción.
Recuerdo que cuando escribimos la telenovela Por estas calles, en una ocasión recibimos una carta desde la cárcel de Yare en la que el Comandante Chávez felicitaba a Ibsen Martínez y a los escritores, a propósito de un producto que el Comandante estimaba loable. Y, si alguna telenovela ha tenido muestras de violencia, esa ha sido precisamente Por estas calles, en la que, por ejemplo, yo mismo escribí a un personaje llamado Rodilla'e Chivo, y el cual, siendo un muchachito de no más de doce años, portaba un arma, que usó repetidas veces en terrible y absoluta contravención de la Ley.
Pero la idea nunca fue que Rodilla incitara a los niños a delinquir, sino que el cuento intentaba funcionar como la representación de un comportamiento equívoco, producto de una sociedad en descomposición.
Sería como pensar que hay una loa a la maldad en la excelente película Bolívar, el hombre de las dificultades, que magistralmente protagonizan mis amigos Roque Valero y Jorge Reyes, y en la que el personaje interpretado por éste, al que se le llama El Polaco, atenta varias veces contra la vida de El Libertador, sin que ello implique un mensaje a favor de la violencia.
En lo personal, soy contrario a que los productos recreativos transmitan valores negativos, como en el caso de las llamadas narconovelas en las que los protagonistas y los héroes sí son los bandidos.
Y en lo que respecta a la corporación para la que trabajo, me consta el esfuerzo puntual en el sentido de que incluyamos en nuestras historias elementos de apoyo para campañas edificantes como la de Naciones Unidas en contra de la violencia de género. Por último, me parece que lo conveniente es que tanto el Gobierno Nacional, en cuyas estructuras comunicacionales he trabajado, como los medios televisivos y las empresas productoras, nos reuniéramos y acordáramos estrategias conjuntas para mostrar en pantalla el fracaso de lo que no es ético ni moral, frente al triunfo de los valores de la vida sana y honesta en sociedad.
Carlos A. Pérez
Cort. El Universal
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