Por: VenEconomía
Nicolás Maduro develará este martes su nueva ofensiva económica y la “revolución fiscal” que viene anunciando desde hace una semana. Lo más seguro es que estas serán otras promesas y otra reajustada retórica populista que no sacará al país del atolladero económico y social en el que lo ha metido el fracasado modelo del castrocomunismo.
Un fracaso que ya se manifiesta hasta en las pocas cifras oficiales que se atreve a publicar el BCV. Al menos el presidente del ente emisor, Nelson Merentes, reconoce ante la opinión pública que Venezuela actualmente se encuentra en “una fase de bajo crecimiento” y que la inflación “se disparó”, pero no acompañó su declaración con datos estadísticos de ninguna clase.
Otras señales de la debacle del país provocada en revolución, se visualizan en las Memorias y Cuenta de los despachos y empresas estatales. Con estos cinco botones bastan, pues el resultado con alguna que otra variante en montos y daños se repiten en el resto de las entidades del sector público.
Para comenzar, el Banco de Desarrollo Económico y Social (Bandes), ente financiero vital para la cuestión social, según la Memoria y Cuenta del Ministerio de Economía y Finanzas, enfrentó “dificultades” y “limitaciones” para su gestión de 2013, debido al “retraso en la asignación de divisas por parte del Banco Central de Venezuela para la ejecución de los programas”.
Otro ejemplo, se observa en la Memoria y Cuenta del Ministerio de la Vivienda, que admite que en 2013 solo cumplió con el 53% de su meta de construcción de unidades habitacionales. Lo curioso es que aduce que el haber construido solo 201.000 viviendas de las 380.000 previstas se debió a la escasez de insumos básicos como cemento, cabillas y otros materiales, que como bien se sabe su producción pasó a ser dominio del Estado, tras la carrera centralizadora soportada en expropiaciones.
El despacho de Agricultura y Tierras, no se queda atrás en reportar malos resultados, excusándose también en “limitaciones” y “retrasos” en la disponibilidad de insumos, materias primas, alimentos concentrados para los animales y equipos que se requieren para la siembra, los cultivos y la producción ganadera y avícola. Un mal del que sufren también las empresas agroindustriales privadas, desde que Agroisleña fue arrebatada por el Estado a sus legítimos propietarios.
Y por último, el fracaso gerencial del Estado revolucionario se hace tangible en (1) la compañía estatal fabricante de rines de Aluminio (Rialca) que reporta por cuarto año consecutivo pérdidas económicas, ubicándose la caída de 2013 con respecto a 2012 en 7,5%. Y (2)en la estatal Venezolana de Telecomunicaciones (Vtelca) que cerró el ejercicio de 2013 con una caída de 1.018.036 unidades (34%)con respecto a 2012.
Así que por mucho que cacaree el gobierno, el fracaso sale a flote y no se puede ocultar ni con el dedo de Maduro ni con la bota militar que comanda Diosdado.
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